- Fátima Nazareth Montes García
Hace unos meses estaba viendo una entrevista de una chica mexicana en silla de ruedas platicando sobre su experiencia en un intercambio que hizo a Europa y entre los temas que habló, me llamó la atención las dificultades que ha tenido al movilizarse en las calles y en instituciones en México, ya fuera porque las calles son tan angostas que por su silla de ruedas no podía pasar o porque en las instituciones a las que quería ingresar no contaban con una rampa que le facilitara moverse con su silla. Todo esto me hizo preguntarme y reflexionar sobre el tema del diseño de las ciudades y cómo impacta en la movilidad de las personas con discapacidad motriz en la Ciudad de México. De acuerdo con el INEGI (2020) en CDMX existen en total 493, 589 de población con discapacidad, sin embargo, fue decepcionante no encontrar en la página de la INEGI cuántas personas con discapacidad motriz hay en la Ciudad de México, este último censo no arroja datos precisos de esta población limitándose a datos tan generales, a comparación del censo de población del 2010 arroja un dato más preciso, ya que en ese entonces había 110, 264 personas con discapacidad motriz. Con estos datos, tan solo me puedo dar una idea de cómo toman en cuenta a este sector de la población y que posiblemente este sea uno de los factores en los que no se toma en cuenta para el diseño de establecimientos y del diseño de la urbanidad. Algunas medidas que el gobierno de la CDMX ha adoptado sobre la inclusión de las personas con discapacidad motriz entre las que destacan: la inversión de distintos proyectos de remodelación incluyendo aceras y rampas en el Centro Histórico, con el fin de que las personas tengan acceso a este lugar, algunos edificios públicos como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) cuentan con instalaciones que favorecen la accesibilidad universal, además, algunos edificios comerciales privados también cuentan con medidas básicas de accesibilidad en su interior. En cuanto a los medios de transporte, la línea 12 del Metro cuenta con 50 elevadores, rampas, préstamos de sillas de ruedas, asientos y espacios reservados en los vagones, también, en las líneas y estaciones en las que conectan con instituciones que ayudan a las personas con discapacidad, se ha puesto énfasis en su accesibilidad; las estaciones de Metrobús cuentan con rampas de acceso, elevadores para sillas de ruedas y espacios exclusivos para sillas de ruedas.
Aun así, las personas con discapacidad motriz no tienen acceso para movilizarse en otras áreas de la metrópolis que no sean lugares en las que les ofrecen sus servicios o en zonas que son exclusivos para una clase social, por lo que me hace reflexionar que la inclusión del acceso sigue siendo denegado y no es equitativa en la urbanidad. En el 2019, el Programa Universitario de Derechos Humanos (PUDH) de la UNAM realizó algunas investigaciones referentes a las necesidades de las que las personas con discapacidad motriz para movilizarse en el transporte público del Metro en CDMX, en el que notaron que las instalaciones no cumplen con el diseño universal, en el que se busca una mayor accesibilidad y aportar los más posible una máxima autonomía en las personas. En su investigación proponen que contemplar la colocación de elevadores, escaleras eléctricas y rampas con barandal en las estaciones que no las tienen, nivelar los vagones con el andén, la reserva del último vagón convoy para personas con discapacidad motriz, así como asignar un lugar para sillas de ruedas, con su respectivo cinturón de seguridad, el mantenimiento periódico y permanente de elevadores, escaleras eléctricas y salvaescaleras, para garantizar su funcionamiento al momento que una persona lo requiera, así como encuestas periódicas en la que las personas puedan expresar las necesidades en su movilidad. Esto último, en mi opinión ayudaría muchísimo, no solo para que el diseño del metro sea adaptable a las personas con discapacidad motriz, si no que permitiría saber las necesidades que tienen para desplazarse en otras partes de la metrópolis. Las personas con discapacidad motriz no deberían adaptarse al diseño de la urbanidad, más bien el diseño de la urbanidad debería ser adaptada a sus necesidades, y no solo para que puedan movilizarse a lugares que les ofrecen servicios de salud, sino que también tienen derecho a su esparcimiento, por lo que les permitiría tener accesibilidad a lugares en donde ellos también puedan divertirse. Desde mi punto de vista, para que se logre este cambio, se necesita que cambie nuestra cultura mexicana ante la inclusión de personas con discapacidad motriz, ya que, el diseño de los espacios suelen ser un reflejo de nuestras normas y creencias, por lo que los mexicanos aún tenemos que reflexionar en qué tanto incluimos a todas las personas.
Aunque en este artículo sólo hablé sobre las personas con discapacidad que están en silla de ruedas, no hay que olvidar que hay personas con discapacidad visual o las sordomudas que también tienen conflictos en la movilidad de las calles, por lo que el diseño de la urbanidad también debe de tomarlos en cuenta y como dije en el párrafo anterior, necesitamos ser más inclusivos para que se de este cambio.
Bibliografía
1. Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2021, octubre) Personas con discapacidad en la Ciudad de México. https://www.inegi.org.mx/app/areasgeograficas/?ag=09#tabMCcollapse-Indicadores
2. Instituto Nacional de Estadística y Geografía para niños. (2021, octubre). Discapacidad. http://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/discapacidad.aspx
3. Propone UNAM medidas de acceso universal en el STC metro (2019). Boletín UNAM. México, Ciudad Universitaria. https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2019_841.html
4. Tapia, G. (2018). Rodar y cuestionar a la ciudad. (Tesis de posgrado, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Cuajimalpa).