- Alejandro Guadmar Matz
- Carolina Suárez Ortega
“That girl (boy/person)” lo que antes era un sustantivo se ha convertido en un adjetivo para describir a esa persona perfecta, a quien debemos admirar, quien es dignx de nuestro respeto y de quien debemos copiar cada paso.
Para que nos entendamos mejor, te pregunto: ¿ya hiciste ejercicio hoy?, ¿desayunaste tu avocado toast con su respectivo jugo verde?, ¿has sido productivx todo el día?, ¿el leer este artículo está ocupando minutos preciados de tu apretada agenda? Si respondiste que no a estas preguntas, ¿sientes que la culpa se apodera de ti por ser poco productivx? Y si respondiste que sí, ¿te sientes feliz y satisfechx por esto?
Para nosotrxs, estas son “las narrativas de la felicidad”; discursos con los que nos bombardean, dándonos instrucciones sobre qué debemos de hacer para alcanzar la tan anhelada felicidad. Una promesa bastante tentadora, ¿verdad? Pero el problema está en que, en medio de un bombardeo, es imposible parar a cuestionar y reflexionar. Así como al actor de teatro a quien se le da un guión para interpretar, solemos repetir una y otra vez estas narrativas sin cuestionarlas; confiando en lo que se nos ha dicho y en que el personaje que interpretamos es feliz. Al final de cuentas, ¿quién no querría ser parte de esta obra que promete alcanzar algo tan complejo de manera tan sencilla?
Este discurso promete una vida feliz, plena y sobre todo productiva, con la única condición de que te asegures de lo siguiente: no tengas tiempo libre. Olvídate del ocio, es una pérdida de tiempo, el veneno para el emprendedor, la gran madre de todos los vicios. Olvídate de permitirte tiempo para cuestionar el rumbo de tu vida y tus decisiones… ¿qué tienes que cuestionarte? Eres completa y absolutamente feliz, no hay nada que dudar y hacerlo es perder el tiempo.
Sabemos que seguir todos los días una rutina perfectamente estructurada puede parecer cansado, pero todo sea por la felicidad y sobre todo por llenar con actividades de tiempo apretado una posible falta de ser.
En la Pregonera, nunca será nuestra intención imponer ideas al lector/x; nuestro objetivo es invitarte a la reflexión. En esta ocasión hacemos la invitación a reflexionar si el seguir esta lista de cosas que hacer te hace feliz a ti, o si es simplemente la manera en la que crees que deberías actuar. Creemos que la siguiente situación puede apoyarte a resolver lo planteado: imagínate que tu rutina es una obra de teatro en la que tú eres el personaje principal; interpretas tu papel a la perfección siguiendo todas las instrucciones al pie de la letra, termina la obra, todxs te aplauden de pie y llenan de flores el aire, das una reverencia y lentamente el telón baja… ¿estás satisfechx con el papel que interpretaste?