En los últimos años se ha presentado un avance significativo en la promoción e implementación de los Derechos Humanos con el fin de avanzar como sociedad, pero ¿qué sucede con los derechos de los animales?
Me parte el alma recordar que más de 30,000 personas palestinas han sido asesinadas desde octubre (ojo a la voz activa y no pasiva, porque no se mueren, las matan). Porque las mujeres gazatíes no tienen acceso a productos de salud sexual y menstrual.
Hoy en día, vivimos en un mundo en el cual los medios de comunicación son considerados indispensables; siendo, desde hace muchos años, la televisión y el cine algunos de los medios más frecuentados. Al respecto, es importante hacer notar que cada vez se vuelve más habitual que, en las películas o series de televisión, uno de los personajes principales o secundarios sea una persona con diversidad funcional
Recuerdo mi primera columna para La Pregonera donde hablaba sobre el movimiento feminista transexcluyente. Hoy, creo que es importante ir más allá del feminismo. Este es para todos aquellos que dicen que no tienen que respetar que alguien se identifique como quiere. Que están en contra de que una persona tenga la identidad que decide. Para aquellos que dicen que la defensa ante el genocidio es terrorismo. Para todos los que no dejan que la gente sea.
En el corazón de México, cada año, las calles se llenan de color, las ofrendas se adornan con flores y los aromas de la cocina tradicional flotan en el aire. Es el Día de Muertos, una festividad única que honra a aquellos que han partido, celebrando la vida a través de rituales ancestrales y simbolismos arraigados en la rica Historia del país.
Como hemos podido notar en estos últimos días con lo que sucede en Palestina e Israel, ha habido un resurgimiento en la islamofobia y los discursos de odio en contra de poblaciones árabes. Los ataques de Hamas son indefendibles, al igual que las acciones de Israel.
En la tierra de los colores vibrantes y las tradiciones arraigadas, México enfrenta una sombra desgarradora que persiste en los rincones más oscuros de nuestras comunidades: la trata de personas. Este crimen atroz no conoce fronteras, afectando de manera desproporcionada a niñas y mujeres, despojándolas de su dignidad y derechos fundamentales. Es crucial destapar esta realidad incómoda, mirarla de frente y comprometernos a erradicarla. Este llamado a la acción es un eco urgente para tejer un futuro donde la libertad y la justicia sean inquebrantables.
Una parte fundamental de conocer nuestro lugar dentro del sistema capitalista, racista, patriarcal y ecocida en el que vivimos es leer teoría. Sin embargo, creo que existe algo más importante que la teoría nos puede dejar más allá de citar palabras de memoria: el pensamiento crítico y el cuestionamiento.
En un planeta en constante movimiento, donde las fronteras se desdibujan y las culturas se entrelazan, las historias de migrantes se convierten en narrativas centrales de nuestro tiempo. Sin embargo, hay una voz que, a menudo, queda opacada en medio de este coro: la de las mujeres migrantes. Detrás de las estadísticas y titulares, se oculta una dura realidad que enfrentan, una vulnerabilidad intrínseca que merece atención y acción.
Ser feministas, antipatriarcales, antirracistas o luchar por la justicia de cualquier forma y desde cualquier escenario es una tarea que nunca acaba. Significa cuestionar todo (o intentarlo), buscar aprender de todo, analizar todo y buscar que en tus acciones se reflejen esos valores y cuestionamientos. Sin embargo, también es desgastante. Ver cómo el mundo es un basurero y al mismo tiempo un lugar precioso es frustrante. Hacer algo que vaya en contra de los valores que persigo es frustrante.
Desde pequeña, se me ha enseñado que decir te amo implica un enorme nivel de compromiso, siendo así que era una expresión poco pronunciada por mí o por cualquier persona con la que me relacionara. Era imposible imaginarme dedicando aquella promesa de amor a alguien que no fuera integrante de mi familia. Entonces, ¿cómo podía expresar mi cariño sin usar palabras tan fuertes? ¿Qué alternativas existían y por qué nadie me las enseñó?
En México vivimos en mundos paralelos. Por un lado, tenemos a una madre que celebra con sus hijos con flores y abrazos, mientras que, por otro, hay una madre en búsqueda de su hijo o hija desaparecido/a, con pala y pico en mano. El 10 de mayo es una fecha que nos recuerda al amor materno, pero para muchas madres significa otro año sin su hijo/a, otro año de búsqueda incansable, otro año de seguir excavando sin éxito alguno.
Es común que cuando hablemos de dolor (sea físico o mental) lo asociemos con la inacción, ya que este nos paraliza en muchas ocasiones, provoca miedo por desconocer qué implicaciones puede tener en el futuro inmediato. Sin embargo, en el caso de las familias de víctimas de violaciones de derechos humanos, han transformado la carga negativa que se asocia con el dolor y lo han convertido en su estandarte para seguir exigiendo justicia y verdad.
Desde el 2006, México se ha convertido en una fábrica que produce en masa a miles de víctimas. Desaparición, feminicidio, ejecución extrajudicial y tortura, son las violaciones graves a los derechos humanos que se duplicaron y triplicaron desde la fallida estrategia de seguridad denominada como “Guerra contra el crimen organizado” del ex mandatario Felipe Calderón. Entre otras cosas, la estrategia contra las drogas militarizó las tareas de seguridad pública, sacando de los cuarteles a los militares que permanecen en las calles hasta el día de hoy.
Pasados ya dos meses del 8 de marzo, me quedan varias inquietudes sobre cosas que vi, sentí y viví. Esta es mi crítica hacia acciones que vi rodeando al 8M esperando crear conversaciones, reflexiones y diálogos que nos lleven a ser mejores personas y posteriormente mejores feministas.
El pasado 27 de marzo, una de las estaciones migratorias en Ciudad Juárez fue consumida por el fuego lo que ocasionó la muerte de por lo menos 40 personas y 27 sobrevivientes, de los cuales 23 están aún hospitalizados. Lo anterior, después de que, a modo de protesta por las condiciones inhumanas que se viven dentro de estos centros de detención, las personas migrantes ahí detenidas prendieron fuego a colchonetas y quedaron atrapadas a falta de protocolos de actuación y presunta negligencia por parte de las autoridades migratorias.
Debido a incontables relatos, películas, canciones y mitos, se condena a la mujer a tener que luchar a garra y diente por tener una relación para no ser un deshecho social.
El 8M es un día de conmemoración, en el que miles de mujeres se empoderan y salen a la calle a exigir justicia. Los carteles se elevan, pintando la ciudad de morado, en un intento de recalcar la verdadera tonalidad de México; un rojo vivo bañado en sangre. ¿Cómo se supone que recuperaremos todo aquello que se nos fue arrebatado?