- Regina Villalpando Bernal
Abstract: La diplomacia ha estado presente de manera implícita en la sociedad mexicana desde siglos atrás debido a la necesidad inherente de entablar relaciones con otras comunidades. México es un país con un alto potencial para figurar en el ámbito internacional debido a su ubicación geográfica, amplio territorio y diversidad de recursos naturales. Para que dicho potencial sea aprovechado, México tiene que enfrentar una serie de retos ideológicos y de gestión gubernamental para lograr expandir sus relaciones internacionales.
Hoy en día, se cree que la política exterior y la representación del país frente al mundo es un concepto novedoso; sin embargo, este concepto surgió desde mucho tiempo atrás y se ha hecho presente a lo largo de diversos momentos emblemáticos de la historia de México. La diplomacia en nuestro país ha existido desde que las culturas prehispánicas conformaban la población del territorio mexicano. Esto debido a la necesidad natural de la sociedad de entablar comunicación y establecer acuerdos con otros grupos, comunidades o, actualmente, países.
Antes que nada, es importante mencionar que el concepto de diplomacia se puede entender como un método para establecer, mantener y estrechar las relaciones oficiales entre los Estados, mediante negociaciones efectuadas por jefes de Estado o de gobierno, agentes diplomáticos y ministros de relaciones exteriores, según lo explica el politólogo Alejandro Acosta en su artículo denominado “La diplomacia mexicana: entre políticos y servidores de carrera”. Asimismo, cabe mencionar que la diplomacia funge como la herramienta principal a través de la cual un Estado lleva a cabo su política exterior, es decir, la proyección de los intereses nacionales del mismo Estado. En otras palabras, la política exterior es el objetivo y la diplomacia es el medio para alcanzar dicha proyección, misma que se puede llevar a cabo a través de unidades u oficinas administrativas en el extranjero para desempeñar funciones del servicio exterior, que toman el nombre de “Embajadas” si representan a un gobierno extranjero y de “Misión” si representan al país ante un Organismo Internacional.
Derivado de lo anterior, podemos saber que la diplomacia juega un papel fundamental para el desarrollo de una nación, ya que el mantener relaciones sólidas y beneficiosas con otros países impulsa un progreso económico, cultural y social activo. En el caso de México, ha habido una serie de cambios a lo largo del proceso de liberalización económica y democratización, iniciado desde finales de los años 80, que no ha sido del todo beneficiosa para el país. Los cargos diplomáticos han sido ocupados por funcionarios que tienden a velar por intereses propios antes de los del país que representan. Dicho problema persiste hoy en día, principalmente debido a que, de conformidad con el artículo 89 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el Poder Ejecutivo cuenta con la facultad, con la aprobación del Senado, de nombrar a los encargados de la política exterior del país, sin requisitos que detallen el perfil del cargo o que permitan evaluar capacidades. En un país como México, con tan altos niveles de corrupción, esto no otorga la certeza jurídica necesaria para confiar en dichas decisiones.
A pesar de que México, es un país con una gran dimensión territorial, diversidad de recursos naturales y ubicación privilegiada, desafortunadamente no cuenta con una política exterior fuerte ni con los recursos necesarios para fortalecerla. Es de reconocerse que desde finales de la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad, México no se ha visto en la necesidad de enfrentar amenazas militares reales o inminentes y la cercanía con Estados Unidos ha significado una protección implícita que ha favorecido a nuestro país para desentenderse de polémicas internacionales. No obstante, un reto que enfrenta México en la actualidad respecto a la Política Exterior paradójicamente gira en torno a su ubicación, ya que se requiere de la habilidad para aprovecharla estratégicamente. Se puede considerar que nuestra nación cuenta con un carácter birregional. Es decir, geográficamente se puede colocar como parte de América del Norte, sin embargo, cultural y lingüísticamente se considera como parte de América Latina.
Debido a la birregionalidad de México, contamos con mayor posibilidad para entablar relaciones exteriores con Sudamérica y con Norte América. Actualmente, se cuenta con tratados relevantes en materia de comercio como el T-MEC con Estados Unidos y Canadá, el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico con China, Rusia y Nueva Zelanda y el Tratado de Libre Comercio de México con la Unión Europea, por lo que es importante mencionar que sus mayores socios económicos son Estados Unidos, Canadá, Japón y Alemania. El actual gobierno federal tiene una tendencia a fortalecer la política exterior con países de América del Sur con corrientes políticas de izquierda casi radical y no explorar nuevas rutas comerciales. A lo largo del sexenio no se han visto intentos por ampliar más allá de las que ya persisten, sus relaciones con Norteamérica, Europa o Asia.
En conclusión, a lo largo de la historia de México, la diplomacia ha sido una herramienta trascendental para proyectar los intereses nacionales y promover el progreso económico, cultural y social del país. Sin embargo, los desafíos aún continúan en la actualidad, especialmente en el ámbito de la corrupción y la falta de enfoque estratégico en la política exterior. A pesar del potencial indiscutible de México en el escenario internacional debido a su ubicación geográfica y recursos, este potencial no ha sido plenamente aprovechado debido a problemas internos y deficiencias en la gestión diplomática.
Para lograr un crecimiento y desarrollo internacional significativo, es necesario que los cargos diplomáticos sean ocupados por personas capacitadas y comprometidas con los intereses del país, y que el gobierno adopte una postura más proactiva en la promoción de relaciones internacionales y acuerdos comerciales más allá de América del Sur, a lo que se ha limitado el gobierno del sexenio actual.
Referencias
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