- Diego Hoffmann Velázquez
En su ensayo “Contra la interpretación”, Susan Sontag identifica lo que ella considera uno de los mayores males del mundo artístico moderno: la sobreinterpretación. Este concepto hace referencia a un análisis excesivo que en lugar de enriquecer la experiencia artística, la empobrece al reducir las obras a significados predefinidos y limita la apreciación sensorial y estética de las mismas. La sobreinterpretación, a diferencia de la interpretación común, es un extremo en el que el arte se convierte en un ejercicio meramente intelectual, como si de un problema matemático se tratara, privando al espectador de una experiencia directa y emocional.
Sontag argumenta que la interpretación excesiva de las obras de arte empobrece la experiencia artística al reducir las obras a significados predefinidos y limitar la apreciación sensorial y estética de las mismas. Esta situación provoca una incomodidad palpable en el texto con la interpretación, ya que, desde su contexto, nota que esta tendencia lamentablemente se ha vuelto dominante, reemplazando la apreciación directa de las obras de arte con ejercicios meramente intelectuales como si de un problema matemático se tratara.
Sontag argumenta que la interpretación excesiva de las obras de arte, en lugar de enriquecer nuestra comprensión, tiende a empobrecerlas al reducirlas a significados predefinidos. Esto, en una sociedad moderna caracterizada por la sobreestimulación sensorial y la abundancia de información, ha llevado al declive de nuestra capacidad de disfrutar una obra de arte sin convertirla en un ejercicio mental, ya que esta se basa en supuestos que suelen ser inválidos en este contexto. En este sentido, la autora aboga por una mayor atención a la forma en el arte y disolver las consideraciones sobre el contenido en consideraciones sobre la forma.
En este sentido, cabe destacar mencionó al famoso e influyente cineasta francés Robert Bresson, que es famoso por su economía narrativa, esto que significa que utilizaba una cantidad mínima de elementos para contar su historia. Se centraba en lo esencial, eliminando todo lo que consideraba superfluo. Esta economía se refleja en su enfoque en la forma, ya que cada elemento visual y auditivo en sus películas tenía un propósito y contribuía a la narrativa de manera precisa y efectiva. Esta forma de hacer arte, aunado a lo que años después conseguiría el cineasta americano Stanley Kubrick en su magnum opus “2001: A Space Odyssey”. Kubrick nos muestra el pasado, presente y futuro de la humanidad en una película cuya notoriedad radica en su limitada cantidad de diálogos que muchas veces suelen ser superfluos para la narrativa y radical puesta en escena que mezcla la sciencia ficción, el cine experimental de los años 60s y la música clásica, para crear una película que escapa cualquier tipo de interpretación simple y busca hacer de esta una experiencia visual,sensorial y auditiva que escapa de la forma narrativa del cine convencional.
Este tipo de ejemplos nos demuestran que la interpretación en muchos casos si bien puede servir para comprender ciertos aspectos de las obras de arte, esta se queda corta en relación al efecto emocional que estas hacen experimentar a su audiencia. Es por lo anteriormente mencionado que Sontag critica la tendencia a centrarse meramente en el contenido o en la interpretación de la obra y defiende la idea de que las mejores obras de arte ofrecen una experiencia inmediata y sensorial de la cual no se requiere interpretación constante. Esto va de la mano con la búsqueda de una apreciación más auténtica de la realidad en el arte que es diferente al “mundo real” en el que vivimos.
Habiendo analizado la tesis de Sontag, se pueden extrapolar diferentes enseñanzas y aplicaciones a otros ámbitos de la condición humana. En la política al igual que en el arte, la interpretación excesiva puede llevarnos a la simplificación de los mensajes y la polarización. Ser críticos es necesario para poder buscar una comprensión más directa de los hechos políticos sin sobrecargarlos con interpretaciones excesivas e inútiles. En nuestras relaciones personales, a menudo interpretamos las acciones y palabras de los demás de manera excesiva. Evitar la sobre interpretación y tomarnos las cosas de manera personal puede evitar malentendidos.
Siendo una persona que disfruta del arte y sobre todo del cine, considero que su crítica a la interpretación excesiva y su defensa de la experiencia sensorial es parcialmente válida, ya que considero que una interpretación no excesiva del contexto histórico, social y personal del autor de la obra de arte, enriquece nuestra manera de experimentar la obra. Para mí, tiene que haber equilibrio entre apreciación directa y el análisis interpretativo que puede variar según el contexto y la preferencia individual, ya que, a mi parecer, cuando un artista completa su obra y esta sale al mundo, esta deja de pertenecerle y se convierte en un bien del cual todos podemos y tenemos la capacidad de disfrutar y experimentar de diferentes maneras. Reducir una obra de arte a las intenciones del artista me parece absurdo, ya que todos tenemos diferentes maneras de ver experimentar la realidad.
A mi parecer, sólo podemos aspirar a experimentar la realidad como una foto que nosotros mismos tomamos de esta. Aún y cuando Sontag busca transmitir la importancia de una apreciación más auténtica y sensorial del arte y de la realidad, la interpretación puede ayudarnos a acercarnos a la esencia de estas (si es que tal cosa existe), pero descartarlas como un ejercicio meramente intelectual es quedarse corto. Como el mito de Sísifo, condenado por los dioses a empujar una roca cuesta arriba eternamente, solo para verla rodar hacia abajo y tener que comenzar de nuevo, la vida, en su naturaleza esencial, carece de un propósito o significado absoluto. La verdadera libertad se encuentra en entender nuestra incapacidad de entender todo, es por eso que resulta necesario experimentar la vida tal y como se nos presenta, sin tratar de racionalizarlo todo.
Es por esto mismo que considero que si bien el análisis y la interpretación son valiosos, la vida está llena de cosas que jamás llegaremos a comprender en su totalidad. Por eso, me parece que necesitamos de un enfoque integral que nos permita tener una conexión emocional y sensorial con el arte y nuestra condición como seres humanos junto con una importante labor interpretativa que no se limite únicamente a entenderlo como un ejercicio intelectual sin tomar en cuenta la parte estética y experiencial.