- Ignacio Larracilla
Es evidente que vivimos en un mundo extremadamente desigual. La acumulación de riqueza cada vez es más notoria, y podría parecer que no hay manera de luchar contra ella. La globalización y el crecimiento económico prometían disminuir esta brecha, pero la tendencia en las últimas décadas dicta lo contrario.
Este es justo el tema que toca Ben Phillips en su libro How to fight inequality: and why that fight needs you (2020). El objetivo de este artículo es sintetizar y resaltar las ideas principales del libro y mostrar cómo la lucha debe empezar con nosotrxs. Porque, hoy en día, siete de cada diez personas viven en un país con más desigualdad económica que hace treinta años y, en el 2019, sólo 26 personas controlaban la misma cantidad de riqueza que la mitad más pobre del planeta (Phillips, 2020). Todo esto debería de impulsarnos a luchar a favor de un mundo más igual. La indiferencia no es una opción.
Fue justo en los años ochenta cuando se vio un aumento drástico en la desigualdad global, en el momento en que el modelo neoliberal se introdujo en los países occidentales. En pocos años, este modelo sería la norma mundial y su agenda compartida por todos los gobiernos. El paradigma había cambiado en unos pocos años.
Pero ¿qué hicieron los neoliberales para lograr esto?
El primer paso fue cambiar la conversación pública para así convertirse en los autores de una nueva norma a una extremadamente individualista. Esto lo hicieron limitando la participación y organización de la gente para así disminuir su poder. En otras palabras, le quitaron el poder a la gente y lo pusieron en manos de unos pocos.
La idea de que el Estado no debe involucrarse en la economía es una impulsada principalmente por los neoliberales. Pero si el Estado no la regula, no hay nada que detenga a las personas en el poder de acumular todavía más.
El problema es que este modelo sí sirve para crear riqueza. El PIB de todos los países ha crecido en los últimos treinta años. En lo que no es muy bueno, es disminuyendo la desigualdad de ellos. Solo en México, entre 1992 y el 2014, el ingreso per cápita del país subió un 25%, pero al mismo tiempo la pobreza se mantuvo prácticamente igual (Esquivel 2016).
Todo esto parecería dejarnos en un lugar peor del cual empezamos. La gente hasta arriba de la pirámide económica tiene los recursos para estar en el poder y quedarse ahí. “The wealthy get powerful and the powerful get wealthy.” Esto solo crea un ciclo de mayor desigualdad.
Entonces, ¿qué sigue?
No hay una sola respuesta, pero sí queda claro que es indispensable la participación de los gobiernos, pues solo nosotrxs tenemos la fuerza para impulsar y asegurar el cambio que queremos ver. Para lograr esto el autor propone tres puntos:
Primero, debemos vencer la diferencia. No podemos continuar viviendo con la idea que un grupo de personas merece ser tratado mejor que el resto. Debemos de tener el valor para dejar la idea que las personas en el poder saben qué es lo mejor para todxs nosotrxs. “Don’t look up, look around.”
Después, la organización es la clave. No es suficiente estar indignados con lo que vivimos. Es a través de la organización cómo se formarán grupos más fuertes. Se trata de formar grupos diversos en los que cada unx traiga una herramienta diferente a la mesa. La organización debe ser interseccional e inclusiva. “If you have come here to help me, you are wasting your time, but if you have come because your liberation is bound up with mine, then let us work together:”
Finalmente, para que todo esto funcione, la desigualdad tiene que ser vista como un problema. Muchas veces lo que nos frena es la idea que la desigualdad no es algo que se pueda vencer, que solo es. Es por eso, por lo que se deben de tener conversaciones incómodas que hagan a la gente cuestionar lo dado. Al final del día es una lucha que debe de nacer del corazón, no de la racionalidad. “We will need not only to be teachers for a smarter world but preachers for a better, kinder, happier one.”
La desigualdad sigue empeorando. Está en todxs nosotrxs crear un futuro que deje de ver a la desigualdad como un efecto secundario del crecimiento económico y empiece a ver en el valor en la comunidad y el crecimiento mutuo.
“Take courage as you refuse to be deferential. Make new friends as you build collective power. And inspire yourself and others to create a new story of a community where everyone matters. We are the people we’ve been waiting for.”
Referencias
1. Esquivel, G., ‘La desigualdad sí es el problema’, El Universal, 25 de marzo, 2016, https://www.eluniversal.com.mx/entrada-de-opinion/articulo/gerardo-esquivel/nacion/2016/03/25/la-desigualdad-si-es-el-problema, (recuperado el 27 de junio, 2021).
2. Phillips, B., How to Fight Inequality: and why that fight needs you, Cambridge, Polity Press, 2020.