- Mariana Salgado Pérez
Síntesis: La urgencia nacional por garantizar el cumplimiento de una educación socioemocional por parte del Estado, da esperanza para la lucha contra la violencia de género en un país donde se asesinan a 10 mujeres al día. Se hace la propuesta del desarrollo de la inteligencia emocional como una herramienta para combatir esta violencia.
Defiendo a la educación como la cura para múltiples problemas. Pensando en una educación incluyente, interseccional y desinstitucionalizada. Regresando a los principios y fines desinteresados de la verdadera formación personal para la mejora continua que contribuya a una mejor sociedad.
Esto me hace pensar en el papel fundamental que tiene la educación socioemocional en nuestra vida como una herramienta para erradicar la violencia de género.
“En México, la educación socioemocional se entiende como aquella que busca que los estudiantes desarrollen y pongan en práctica herramientas fundamentales para forjar una sensación de bienestar consigo mismos y con los demás, mediante experiencias, prácticas y rutinas asociadas a las actividades escolares; que comprendan y aprendan a lidiar de forma satisfactoria con los estados emocionales impulsivos o aflictivos, y que consigan que su vida emocional y sus relaciones interpersonales sean una fuente de motivación y aprendizaje para alcanzar sus metas individuales y constructivas en la vida “(SEP, 2017).
Hay que entender que la educación socioemocional en México, como en muchos países, sigue siendo un privilegio; accesible sólo para algunxs cuantxs. A pesar de que en “2017 la Secretaría de Educación Pública (SEP, 2017) incluyó en los Planes y Programas de estudio oficiales una propuesta para el desarrollo de competencias socioemocionales en las escuelas de educación básica a lo largo de la República Mexicana” (Gaona, 2020, p.32), somos testigxs de la falta de un enfoque transversal en el currículo que impera en nuestro Sistema Educativo Nacional (SEN). En este, la visión enciclopedista de la escuela con el fin último de disciplinar, se encarga a toda costa de obstaculizar la adquisición de aprendizajes y la práctica reflexiva que conlleven al pensamiento crítico.
Pensemos que se viene arrastrando un modelo educativo propuesto para cubrir las necesidades de la Revolución Industrial. Un momento histórico en el que se consideraba necesario preparar a las personas para seguir órdenes sin cuestionar, prácticamente se buscaba que se convirtieran en máquinas. Como consecuencia, trajo la percepción reduccionista del ser humano en el proceso educativo formalizado y escolarizado y, hasta la fecha, seguimos siendo sus víctimas.
¿Quién tiene el acceso a un currículo abierto, flexible e integral? Donde haya espacio para la educación socioemocional. Parece ser que la llave para esa puerta está cargada de privilegio. No sólo económico, aunque sea el que predomina, sino un privilegio de género, clase, de raza, cisgénero o patriarcal, por sólo mencionar algunos.
Desgraciadamente no es una prioridad para el SEN la implementación de políticas educativas que promuevan el desarrollo de competencias socioemocionales, a pesar de que está dentro de los Planes y Programas de estudio, no hay nada que lo garantice. Y por lo mismo, quién tiene acceso a estas herramientas, por lo general, paga por ellas.
¿Cómo afecta esto en particular a la violencia de género? Entendida como “los actos dañinos dirigidos contra una persona o un grupo de personas en razón de su género. Tiene su origen en la desigualdad de género, el abuso de poder y la existencia de normas dañinas” (ONU, 2021). Se puede observar que son las diferencias estructurales de poder las responsables de darle fuerza a lxs opresorxs y continuar debilitando a lxs oprimidxs. Cada género se ve afectado en diferentes áreas pero, es evidente que la situación en nuestro país nos enfoca a la violencia hacia las mujeres en particular.
En un país donde “cada día son asesinadas 10 mujeres […] y ni siquiera en los años de la “guerra contra el narco” se registraron niveles iguales de asesinatos” (García, 2021). No podemos continuar con la indiferencia ante un síntoma que debe ser atacado de raíz. Evidentemente, la violencia de género no se reduce a la falta de educación emocional en niñxs, jóvenes, adultxs y adultxs mayores, existen más factores que lo impulsan. Sin embargo, es un lugar por el que se puede comenzar y continuar fortaleciendo a partir de las bases que ya se establecieron.
El desarrollo de conocimientos, actitudes y habilidades socioemocionales, es un punto de partida crucial para la formación de personas empáticas, respetuosas y con capacidad de pensamiento crítico. Es importante atender esta preocupación en torno a la exigencia de que las escuelas brinden educación socioemocional y el enfoque curricular integre una perspectiva de género junto con tratamiento personalizado a lxs alumnxs, considerando su contexto y sus necesidades.
La propuesta de fomentar el desarrollo de la inteligencia emocional se hace con la esperanza de erradicar las consecuencias últimas a las que se ha llegado por la carencia de la misma.
Bibliografía
1. Gaona, C. A. J. (2020). Hacia una nueva normalidad: Los retos de la educación socioemocional en México. EDUCIENCIA, 5(2), 32-44.
2. García, A. K. (2021). Sólo en los primeros seis meses del 2020 fueron asesinadas 1,844 mujeres en México: Inegi. El economista.
3. Mujeres, O. N. U. (2021). Preguntas frecuentes: Tipos de violencia contra las mujeres y las niñas. Página oficial. Recuperado de: https://www.unwomen.org/es/what-we-do/ending-violence-against-women/faqs/types-of-violence
4. SEP (2017). Aprendizajes Clave para la Educación Integral. Plan y Programas de estudio para la Educación Básica. Recuperado de: https://www.planyprogramasdestudio.sep.gob.mx/descargables/APRENDIZAJES_CLAVE_PARA_LA_ EDUCACION_INTEGRAL.pdf