27/07/2024 Revista estudiantil de La Ibero

Una era de vacío

  • Sofía García

La época posmoderna trajo muchos cambios consigo. Es un periodo histórico que marcó un antes y un después en la historia de la humanidad, pues la libertad iba en aumento y la sensación de que el mundo le pertenecía al ser humano era cada vez más grande. El individuo ponía sus propias reglas y ya no se dejaba guiar por los rígidos valores tradicionales. Una nueva sociedad venía a la alza porque que se realizó un gran progreso y un cambio de paradigma en el entorno social, producto de distintos movimientos como lo fue la revolución cultural pop de los años 80´s – en la que se defendían nuevos valores, como la libertad, y se promovían nuevas causas como el feminismo, el movimiento queer, el empoderamiento a los jóvenes, entre otros – (Hobsbawm, 1995).

Sin embargo, no todo el progreso es bueno, pues la época posmoderna instauró la sociedad de consumo; una sociedad centrada en la producción a gran escala y el placer del individuo. Se dejó a un lado al sujeto ilustrado y pensante, y el hombre se convirtió en un ser vacío y guiado por las pasiones. Una era que prometía ser una esperanza se convirtió en una pesadilla – una era de vacío.

Gilles Lipovepsky en su libro La era del vacío expone que “la sociedad posmoderna no tiene ídolo ni tabú, ni tan sólo imagen gloriosa de sí misma, ningún proyecto histórico movilizador, estamos ya regidos por el vacío, un vacío que no comporta, sin embargo, ni tragedia ni apocalipsis (p.10).” Dicho esto, el ser humano debe de buscar una manera de llenar este vacío. ¿Qué domina esta era de vacío? El consumo; sin embargo, este no opera de manera independiente, sino que incluye en sí mismo al mass media y al ocio.

Según Lipovetsky, el consumo de la propia existencia se da a  través de los mass media. La famosa mass media domina nuestro mundo, nuestros espacios y nuestra manera de pensar. Está regida, principalmente, por la publicidad que, a su vez, es un valor predominante en nuestra manera de vida, pues ejerce un magisterio decisivo en los gustos, la sensibilidad, la imaginación y las costumbres (Vargas Llosa, 2012). Esta situación la podemos ver a través de las tendencias, pues se pues se impone una nueva “moda” y automáticamente todxs tratan de seguirla; por ejemplo, el caso de plataformas como Tiktok, en la que constantemente se imponen tendencias a seguir.

El propósito de los mass media no es informar o generar conocimiento, sino entretener y llenar ese vacío temporal y existencial del individuo. Los mass media son espacios llenos de información, en donde lxs usuarixs pueden expresarse y sentir que son parte de algo. Son la representación perfecta de la posmodernidad, un lugar en el que se tiene una obsesión con la información y la expresión; no obstante, “cuanto mayores son los medios de expresión, menos cosas se tienen por decir, más se solicita la subjetividad, más anónimo y vacío es el efecto (Lipovetsky, 1987, p. 15).” Las personas ya no comunican con un fin, sino que ven esta acción como un fin en sí mismo: expresarse sin otro objetivo que el mero decir algo, ser grabadx por un micro público, y ser vistx para sentirse importante.

Parece ser que el uso del mass media en nuestra época nos lleva a olvidar nuestra realidad, y nos engaña al hacernos sentirnos importantes por tener un espacio en el que podemos alzar la voz. Sin embargo, estos medios deberían de utilizarse para el conocimiento, el crecimiento, el pensamiento crítico, la ciencia, el juicio, etc. Todo esto debe de llevarnos a cuestionar nuestro uso de la mass media. ¿La estamos utilizando de buena manera? o ¿estamos cayendo en las garras de una sociedad embrutecedora y vacía?

He aquí, ¡bienvenido sea el ocio! Este se refiere al tiempo que tiene una persona para descansar y gastar en actividades que no son laborales (Gardey y Pérez Porto, 2009). No obstante, este tiempo no es aprovechado de manera correcta, pues este lapso no nutre al individuo para afrontar mejor la realidad, sino que lo ayuda a huir de ella. En palabras de Vargas Llosa (2012), el ocio se manifiesta a través del entretenimiento, y dada esta estrecha relación, la sociedad actual es una “sociedad del espectáculo”. En esta esfera social, “el primer lugar en la tabla de valores vigente lo ocupa el entretenimiento, y donde divertirse, escapar del aburrimiento, es la pasión universal (Vargas Llosa, 2012, p.33)”.

La gente busca una escapatoria a través de la distracción pura. Se busca “vivir en el momento”: redes sociales, videojuegos, conciertos, clubes, partidos de fútbol, entre otros buscan sacarnos de nuestra realidad y causarnos placer por unos momentos. Ahora bien, cuando estos llegan a su fin, volvemos a sentir un vacío. Pareciera que estos momentos no forman parte de la realidad, sino que son algo externo a ella.

Al final del camino, todo esto es embrutecedor, pues la cultura en la que vivimos actualmente ya no propicia sino que más bien desalienta (Vargas Llosa, 2012), pues no busca nutrir al individuo, no busca esa chispa de conocimiento, sino que la cultura popular busca entorpecer, entretener, hacer que el individuo olvide, volver todo más “light” y menos complejo. En pocas palabras, se busca dejar al individuo en la ignorancia.

Podríamos tener una reflexión profunda, en la que veamos de qué manera podemos aprovechar el ocio para nutrir nuestro ser y nuestro espíritu. Por esto, es importante preguntarnos, ¿el ocio es algo que realmente nos gusta o solo es una mera distracción?, ¿existen otras maneras en las que podemos aprovechar este tiempo?

Es evidente cómo ambas cosas responden a la sociedad de consumo. La primera, mass media, a través de la publicidad, en la que se alienta a seguir diferentes tendencias, vivir un modo de vida, creer en ciertos ideales y  expresar sin tener una razón aparente. Mientras que la segunda, el ocio, lo hace a través de la industria del entretenimiento, que solo busca el consumo masivo de algo que pueda sacarte de la realidad por unos momentos.

Es tiempo de repensar su uso – tanto del mass media como del ociopues, en lugar de enajenarnos y embrutecernos por medio de ellos, podríamos aprender a reconocer su propósito consumista y placebo como un mero tranquilizante, y no como un punto de partida para practicar la libertad que la era posmoderna nos ha regalado.

Bibliografía

1. Gardey, A & Pérez Porto, J. (2009). Definición de ocio. Abril 16, 2022, de Definición.de Sitio web: https://definicion.de/ocio/
 
2. Hobsbawm, E. (1995) Cap XI. La revolución cultural. En Historia del siglo XX. 1914-1991 (pp. 323-345). Barcelona: Editorial Crítica.
 
3. Lipovetsky, G. (1987). Prefacio . En La era del vacío: ensayos sobre el individualismo contemporáneo (pp. 5-15). Barcelona : Editorial Anagrama .
 
4. Vargas Llosa, M. (2012). La civilización del espectáculo. En La civilización del espectáculo (pp. 33-40). México : Alfaguara .
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