- Diego Bentriz
La migración no es un fenómeno nuevo. La aparición del homo sapiens hace aproximadamente 300,000 años en la región conocida como el cuerno de África, y el posterior poblamiento de Asia, Europa, América y Oceanía hace varios miles de años dan cuenta de ello.
La mera existencia del nomadismo es el mejor indicativo de la naturalidad de este desplazamiento. Con el sedentarismo esta dinámica no se detuvo por completo, la creación de rutas comerciales, la expansión de imperios o la búsqueda de mejores condiciones de vida siguieron motivando a millones de personas a lo largo y ancho del planeta a migrar.
No existe sociedad en el mundo que no haya sido tocada por la migración. Nuestras identidades nacionales se abrevan de tradiciones originadas en otras geografías que fueron adoptadas y adaptadas a nuestros contextos. Pero entonces, ¿por qué esta actividad se ha convertido en la principal preocupación de líderes mundiales al grado de ser identificada como una amenaza a la existencia misma de los Estados?
La respuesta no es universal, tiene que ver con el cómo, quiénes, dónde y cuándo.
De acuerdo con la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) en el mundo había 281 millones de migrantes en 2020, lo que, si bien aparenta ser una cifra muy grande, constituye apenas el 3.6% de la población mundial. La cuestión es que esta población no se distribuye de manera equitativa, en 2022 Europa y Asia acogieron al 61% del total de migrantes en el mundo. Aunque si se observa por país, el principal receptor de migrantes es Estados Unidos (McAuliffe y Oucho, 2024). Esta fuerte concentración de la migración hace que en algunos países el tema se convierta en uno de los principales temas de la agenda, mientras que en otros no figure como prioridad.
Sin embargo, esto tampoco lo explica del todo, puesto que por varias décadas los principales países receptores lo han sido. Estados Unidos, por ejemplo, desde 1970 ha sido el principal destino de migrantes internacionales, aunque ha sido recientemente que adquirió la importancia que hoy tiene.
Al profundizar en la historia de la migración de mexicanos a Estados Unidos, la principal en el país del norte, se encuentra que esta existía desde antes de que ambos países nacieran como naciones independientes. Durante el periodo de entreguerras, esta práctica se institucionalizó con los programas para la recepción de trabajadores agrícolas temporales y ha marcado desde entonces la dinámica migratoria. De manera similar, con el proceso de descolonización y los programas de reconstrucción europeos al término de la Segunda Guerra Mundial, decenas de miles de trabajadores se asentaron en las antiguas metrópolis coloniales, inaugurando redes migratorias que permanecen en la actualidad. Sin embargo, esta no se vio como problemática hasta décadas posteriores. Con el ascenso de partidos de ultraderecha en Europa y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca esta visión terminó por convertir a los migrantes en el principal problema de la seguridad nacional.
Aún en este escenario, la concepción de la migración como problema también aparece filtrada por quién y cómo migra. Resulta paradójico, que, a pesar de haber construido una plataforma electoral en contra de los migrantes, la primera dama, Melania Trump, sea originaria de la ex-Yugoslavia, la segunda dama, Usha Vance, sea de ascendencia india y que Elon Musk haya nacido en Sudáfrica, por mencionar algunos casos. Esto se explica porque el principal flanco de ataque no son los migrantes en general, sino aquellos racializados, provenientes de países en vías de desarrollo y en condiciones económicas poco favorables que se ven orillados a utilizar vías no regulares. De nuevo, con espacio para la excepción a quienes provienen de contextos más privilegiados, pues el propio Musk inició su carrera en Estados Unidos sin el estatus apropiado (Sacchetti, Siddiqui y Miroff, 2024).
La politización de la migración está atravesada por visiones aporofóbicas, racistas y eugenésicas, que deforman la realidad de la migración. Bajo teorías conspirativas como “el gran reemplazo” alimentan la idea de que los recién llegados son los responsables del desempleo y de paso se les responsabiliza de la creciente criminalidad, saturación de servicios públicos y mala gestión económica en general. La realidad es que su aportación a la economía es muy valiosa, puesto que se encuentran en edad productiva, reducen los costos de producción al aceptar salarios más bajos que sus contrapartes, trabajan en industrias donde hay escasez de mano de obra, elevan el consumo interno y pagan más en impuestos de lo que reciben en servicios públicos por su estatus migratorio (Barría, 2024).
Esta situación ejemplifica el por qué no existe un compromiso real al abordar el fenómeno migratorio fuera de la palabrería política. El incentivo de lucrar con su situación, ya sea para retratarlos como enemigos del Estado en campañas políticas o para prometerles una mejora en su estatus migratorio a cambio de apoyo político, hace poco factible un cambio sustantivo.
Por su parte, la ausencia de marcos legales internacionales para su protección dificulta una adecuada gestión de la migración. El Pacto Mundial sobre Migración, firmado en 2018, se ha vuelto letra muerta ante la ausencia de Estados Unidos, Australia y varios países europeos, y al hecho de no ser vinculante, lo que ha llevado a que países como Turquía, considerado como tercer país seguro por la Unión Europea, cometan violaciones recurrentes a los derechos humanos de los migrantes con total impunidad.
En un panorama donde la migración es presentada como una amenaza para la seguridad nacional y utilizada estratégicamente como herramienta de poder, es imperativo reconocer que, lejos de ser un fenómeno nuevo, es una constante que ha influido en el devenir histórico de nuestras sociedades. Rescatar su legado permite abrir caminos hacia un entendimiento que reconozca su valor, puesto que a ella debemos quienes somos hoy.
Referencias
Barría, C. (2024). ¿Cuánto aportan los migrantes indocumentados a la economía de EE.UU.? (y cómo puede afectar una deportación masiva como la que propone Trump). BBC. https://www.bbc.com/mundo/articles/cy4g22ekg04o
McAuliffe, M. y L.A. Oucho (Eds). 2024. Informe sobre las migraciones en el mundo 2024. Organización Internacional para las Migraciones.
Sacchetti, M., Siddiqui, F. y Miroff, N. (2024). Elon Musk, enemy of ‘open borders,’ launched his career working illegally. The Washington Post. https://www.washingtonpost.com/business/2024/10/26/elon-musk-immigration-status/