Lecciones del intento de revocar a Newsom

Mauricio Rojsen

Abstract

El pasado 14 de septiembre se llevó a cabo una elección histórica en California. La intención era revocar al Gobernador Gavin Newsom de su cargo. A pesar de que el intento fue fallido, este ejercicio democrático nos deja una serie de valiosas lecciones que vale la pena diseminar.

El pasado 14 de septiembre se llevó a cabo una elección especial en el estado de California en Estados Unidos. La pregunta en cuestión era si debía ser removido de su cargo el actual gobernador, Gavin Newsom, y en caso de que sí, quién debería ocupar su lugar. Así es, la idea de la revocación de mandato que se ha discutido en México no es nueva, solamente en Estados Unidos se ha removido del cargo (debido a una elección popular) a gobernadores en dos ocasiones: el mandato de Lynn Frazier de Dakota del Norte fue terminado en 1921 y, más recientemente, Gary David, gobernador del estado de California, fue reemplazado por el republicano Arnold Schwarzenegger (sí, el de Terminator) en 2003 (Hanson, 2021).

Si bien los resultados de la elección especial fueron relativamente parecidos a los de la presidencial de 2020 (62.9% del padrón californiano voto en contra de la revocación de Newsom, mientras que el 63.5% voto a favor del Presidente Biden (Washington Post, 2021. CNN, 2020), hay una serie de lecciones valiosas para ambos partidos políticos que vale la pena diseminar:

La elección no fue una caminata en el parque.

A pesar de que el resultado del escrutinio indica una victoria decisiva para el demócrata, es de suma importancia recalcar que en un determinado momento las encuestas predecían unos comicios competitivos, pues hasta el 10 de agosto, tan solo un mes y 4 días antes del ejercicio, el promedio de encuestas de FiveThirtyEight daba una ventaja de 0.2% a la intención de mantener en el poder a Newsom (FiveThirtyEight, 2018). Si bien el margen de victoria final fue de unos 25.8 puntos porcentuales, es válido concluir que este esfuerzo por remover al gobernador no existió solo en los bordes más radicales de la política californiana, sino que evocó los sentimientos de un porcentaje importante de la población de este estado. No fue hasta que el Partido Demócrata tomó este asunto como unas amenaza seria y comenzó a hacer una verdadera campaña, con eventos como una visita de Joe Biden a un mitin de Newsom donde instó a la gente a salir a votar, que las expuestas comenzaron a favorecer fuertemente al demócrata (Johnson, 2021).

El trumpismo no ha muerto

La línea de pensamiento del expresidente Donald Trump sigue arraigada al Partido Republicano. Esto es evidente al analizar al principal candidato para reemplazar a Gavin Newsom en caso de que este fuese retirado, Larry Elder. Con más de 3 millones de votos para ocupar la gubernatura del estado más poblado de la Unión Americana, Elder, si bien derrotado, se consolidó como una figura fuerte en California que podría presentarse a más elecciones en el futuro (Washington Post, 2021). Elder es un comentarista y presentador de radio conservador, declarado simpatizante de Donald Trump, que dentro de sus promesas de campaña se encontraban retirar ayuda médica a familias de bajos ingresos e inmigrantes ilegales, redoblar los esfuerzos migratorios y oponerse a medidas federales para frenar el avance del COVID, como los mandatos de vacunas y cubrebocas (Christopher, 2021). Queda claro que no hay que menospreciar el tamaño del alcance que sigue teniendo la ideología de Trump, tanto en el partido como en el electorado. Esto es algo que tiene que tener muy presente el Partido Demócrata a tan solo un año de las elecciones intermedias.

El Partido Demócrata depende de la alta participación.

Así como Biden en 2020, la campaña de Newsom se basó fuertemente en insistirle a la ciudadanía que salga a votar (Sonmez y Wagnert, 2021). El Partido Demócrata encuentra fuerza en los números, pues más de 7 millones de personas votaron a favor de conservar al actual Gobernador (Washington Post, 2021). Es un número interesante si consideramos que no es infinitamente lejano al de los 11 millones de votos que tuvo Joe Biden en este mismo estado, cuando se necesitó un récord histórico de votos para vencer a Donald Trump (CNN, 2020). Conseguir 7 millones de votos en una elección especial es impresionante por sí mismo. Esta deberá ser la fórmula demócrata en el futuro cercano, convencer a sus votantes de salir a las casillas.

California elige mantener el curso.

En su discurso de victoria, Newsom dijo: “Dijimos sí como un estado. Dijimos sí a la ciencia. Dijimos sí a las vacunas. Dijimos sí a terminar con la pandemia. Dijimos sí a todas las cosas que consideramos importantes como un estado. Justicia económica, social, racial y ambiental, valores donde California ha hecho tanto progreso. Todas esas cosas estaban en la boleta esta noche” (K. Bojórquez, 2021). Y sí, la población californiana priorizó la salud a cambio de la completa libertad que permite tomar la decisión personal de vacunarse o no. Este es un paso importante hacía el fin de la pandemia, de ganar Elder hubiera existido un retroceso en ese rubro y el personal médico hubiese sido el más afectado.

Al final del día, más allá de las lecciones específicas a nuestros tiempos que podamos aprender gracias a esta elección, la más importante es una atemporal. Nuevamente triunfó la democracia. Es gratificante ver como un ejercicio democrático con una pregunta de tal importancia puede llevarse a cabo de manera exitosa, no solo en su realización sino en los altos índices de participación. Esta es una lección que podemos aprender específicamente en nuestro país. Los plebiscitos y referéndums han estado en el centro de la discusión política durante varios meses, es imprescindible encontrar el valor de estos, pues pueden traer grandes beneficios a la sociedad y darle una oportunidad histórica para ser escuchada.

Referencias