- Natalia Sepúlveda García
Resumen:
La democracia peligra en Nicaragua y las elecciones generales que fueron llevadas acabo el pasado 7 de noviembre son una clara demostración. La OEA se reunió y declaró que no reconoce los resultados de estas elecciones al carecer de legitimidad, transparencia y de un contexto justo. También sostuvo una votación para que el Consejo Permanente emita un reporte sobre la situación, a lo cuál México se abstuvo del voto. Esta decisión se lee entre líneas: México olvidó sus compromisos con la democracia, la protección de los derechos humanos, la región y ante el propio organismo de la OEA. México dejó todas sus promesas en un cajón y, en vez, le puso nombre y apellido a sus motivaciones.
El camino que toma una democracia hacia la dictadura se vuelve rápidamente uno muy angosto y, aquel que camine sobre éste, marcha con pasos firmes y tiene poco espacio para retroceder. El pasado 7 de noviembre, Nicaragua sostuvo sus elecciones generales en medio de un ambiente rígido, sino es que completamente oprimente. El presidente Daniel Ortega se ha dado a conocer por su mano dura, pero ahora más bien ha demostrado que con ella ahorca al pueblo nicaragüense. El presidente fue reelegido con el 75% de los votos, consolidando su cuarto mandato casi consecutivo, pero no hubo realmente una competencia política en forma. Ortega ha dejado caer el puño de la fuerza estatal sobre la oposición política desde hace ya unos meses y el resultado ha sido brutalmente eficaz.
La oposición política, que incluye siete candidatos y los mayores críticos del gobierno actual, han sido detenidos, acusados y socavados al punto de casi desaparecer. Además, las manifestaciones han sido prohibidas, silenciando así cualquier descontento o desviación en opinión. Ortega controla todo el aparato político electoral y legislativo. Es como si controlara todo el tablero y hubiera logrado sacar al equipo de la oposición del juego antes de que éste empezara, ya que él es quien pone las reglas.
La Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) se reunió en Guatemala y tras una votación, declaró que no reconoce los resultados de las elecciones en Nicaragua, al carecer de “legitimidad democrática”, “transparencia” y falta de un sentido de justicia en ellas (OEA, 2021). Esta declaración del pasado viernes 12 de noviembre que condena y denuncia las elecciones como ilegítimas, pide al Consejo Permanente analizar la situación y generar un informe antes del 30 de noviembre.
La votación tuvo 25 votos a favor, 7 abstenciones y un único voto en contra: Nicaragua, por supuesto. México fue de los siete países que abstuvieron su voto, apegándose a la Doctrina Estrada y la no intervención. De esta forma, México se declaró en la materia sin tener que hacerlo verbalmente. Pero entonces ¿en dónde quedaron sus compromisos con la democracia, los Derechos Humanos y la propia OEA?
No es ningún secreto que la relación entre México y la OEA o, más bien, de sus representantes: Luz Elena Baños y el Secretario General, Luis Almagro, ha sido tensa. México no es muy partidario del manejo y el acercamiento agresivo del Secretario en el tema de la defensa de la democracia en la región. No obstante, ¿es razón suficiente para abandonar nuestros compromisos como país que firmó la Carta Democrática Interamericana?
La Embajadora Luz Elena Baños hizo un comunicado en el que llamó a los Estados miembros de la OEA a “encontrar, a través del diálogo y dentro del respeto a la soberanía y a los derechos humanos, las vías que permitan fortalecer la democracia” (Baños, 2021). Lo que pasa es que, en Nicaragua, ya no existe con quien dialogar. El discurso se ha vuelto un monólogo de Ortega al ser prácticamente un Estado de partido único. En Nicaragua no hay tierra fértil y las semillas de diálogo que busca plantar México no tienen en dónde echar raíces. Para que esto sucediera, México debería de exigir primero la liberación de los presos políticos y ponerle un alto a la represión.
Es muy fácil pronunciarse y hacer llamados de este tipo para blindarse del dedo que apunta y acusa de no tomar acción, pero esta vez la respuesta de México dejó mucho que desear, poniendo por enfrente de sus compromisos con la democracia y los derechos humanos, un asunto político entre individuos.
Bibliografía
1. Maldonado, C. S. (2021, noviembre 13). América Rechaza las elecciones de Nicaragua: “No tienen legitimidad democrática”. El País. Consultado en noviembre 16, 2021, from https://elpais.com/internacional/2021-11-13/america-rechaza-las-elecciones-de-nicaragua-no-tienen-legitimidad-democratica.html.
2. México Expresa su profunda preocupación y … – gob.mx. (s.f.). Consultado en noviembre 16, 2021,from https://www.gob.mx/sre/prensa/mexico-expresa-su-profunda-preocupacion-y-rechaza-categoricamente-la-invocacion-del-tratado-interamericano-de-asistencia-reciproca?state=published.
3. Gallón, N & Rivers, M. (2021, junio 15). La Democracia de Nicaragua se está desmoronando hacia una dictadura. CNN. Consultado en noviembre 16, 2021, from https://cnnespanol.cnn.com/2021/06/14/analisis-democracia-nicaragua-desmoronando-dictadura-trax/.