Beatriz Reyes García

En los últimos días he tenido diversos sentimientos encontrados, pues el Día Internacional de la Mujer y las marchas feministas abren espacios de diálogo con muchas personas, pero trae aparejada la realidad de que aún mucha gente, y tristemente gente cercana a mi, no termina de visibilizar la problemática imperante en nuestro país. Aunado a lo anterior, al asistir a la Conferencia Narcotráfico y militarización: La mejor representación del patriarcado el miércoles 10 de marzo, que reunió como ponentes a las exalumnas de la Ibero Adriana Muro, Estefanía Medina y Daniela Malpica, pude generar consciencia respeto a que México actualmente se encuentra en una incertidumbre abismal, puesto que el tema de la lucha contra el narcotráfico con el uso de las fuerzas armadas no son aplicadas por parte del Estado con una perspectiva de género, lo que deriva en una violación sistemática a los derechos humanos de las mujeres.
Gracias a espacios de diálogo como la conferencia, es que me nació una preocupación que no tenía aún visibilizada: la “guerra” contra el narcotráfico legitima el uso de herramientas como la militarización, el derecho penal, el tráfico de armas, la corrupción, todo sumado a un sistema de opresión que genera en los gobernados, y más aún a los grupos vulnerables, miedo. Ambos lados del conflicto, es decir, tanto el crimen organizado como el gobierno, dejan a las mujeres en un alto grado de desprotección, existe una violación masiva a sus derechos humanos, se potencializan los roles de género, se revictimiza a las mujeres por las instituciones encargadas de investigar delitos, sancionar y ejecutar las penas; no existe una debida garantía de no repetición.
Que miedo ser mujer en un país en el que no solo estás expuesta a ser víctima de delitos como violación, trata, prostitución, tortura, feminicidio, sino que tenemos que lidiar con la falta de competencia e incapacidad de las autoridades encargadas no solo de sancionar dichos delitos, sino terminarlos de tajo. Qué miedo ir a denunciar y que se me revictimice, se me culpe y se me desproteja, se violen mis derechos por segunda, tercera, cuarta vez. Qué miedo que las autoridades encargadas de mi protección sean quienes más me violenten, quienes más me siembren miedo, quienes me quiten la vida.
Lo cierto es que hasta que no se reconozca la causalidad entre el aumento de la delincuencia y la violencia contra las mujeres y se tomen acciones y políticas con perspectiva de género, seguiremos sobreviviendo con miedo, utilizadas como instrumentos para el transporte de drogas, violentadas por los hombres inmersos en la delincuencia organizada, revictimización por parte de las autoridades por el uso de sustancias psicoactivas pero justificación de los hombres para violentarnos, roles de género, micro machismos, violencia familiar, amenazas, violación sexual y tortura, feminicidios, sexualizar nuestros cuerpos pero sin posibilidad de elección propia respecto de estos, autoridades corruptas e incapaces, procesos de denuncia obstaculizados por requisitos forzosos e irracionales, impunidad, etc.
No basta con crear instituciones, organismos y fiscalías especializadas si no se les capacita con perspectiva de género, no basta con tipificar más tipos penales o incrementar las penas privativas si no existe una eficaz investigación y eventual reparación del daño y garantías de no repetición, no basta ratificar tratados y protocolos, formar parte de comisiones y proyectos internacionales o promulgar leyes si quedará solo en letra muerta. Queremos resultados, seguridad y protección, no discursos políticos llenos de odio y opresión.