- Avril M. Celis Osorio
Hace setenta años, pensar en una mujer presidenta habría parecido una utopía para muchas mujeres. Mi abuela me contó que, cuando escuchó por la radio el anuncio de que el presidente Adolfo Ruiz Cortines había promulgado las reformas constitucionales que permitieron el voto femenino, sintió una emoción indescriptible.
Hoy en día, resulta difícil imaginar que, hace tan poco tiempo, las mujeres no solo no tenían derecho a votar, sino que además se justificaba esta exclusión argumentando que no eran aptas para ocupar cargos de gobierno. Esa creencia limitaba el papel de la mujer en la esfera pública, relegándola a las sombras de la política.
Sin embargo, gracias a la valentía y visión de mujeres extraordinarias, ese panorama cambió. Olympe de Gouges, en el siglo XVIII, escribió sobre la igualdad entre hombres y mujeres, defendiendo que ambos debían ser tratados de la misma manera. Mary Wollstonecraft, por su parte, abogó por la libertad, la justicia y la ciudadanía para las mujeres, conceptos que hasta entonces se habían considerado exclusivamente masculinos. En México, durante la Revolución, Laureana Wright fue pionera en la lucha por la igualdad, fundando la revista Violetas del Anáhuac con la que buscaba motivar a las mexicanas a participar en la vida pública.
Hoy, gracias a los sueños y esfuerzos de estas y otras mujeres visionarias, celebramos el histórico triunfo de la primera mujer presidenta de nuestro país. Como mujer, mexicana y abogada me llena de emoción poder contarle a mis hijas en un futuro que, después de años de lucha, finalmente el primero de octubre del 2024 los tres poderes de la Unión están ahora encabezados por una mujer. Además, como fiel creyente de la democracia, creo que negar el triunfo y logro que esto representa es ser deshonestos con nosotros mismos independientemente de la ideología de partido o visión del país que tengamos. Sin embargo, y a pesar de todas las emociones que este día representa para mí; también estoy triste por el contexto actual en el que le toca asumir el cargo a la presidenta de México Claudia Sheinbaum Pardo.
Es cierto que no podemos juzgar a Claudia por las reformas aprobadas recientemente por el expresidente López Obrador, pero sí podemos criticar la elección de su gabinete presidencial. Este está compuesto por 19 secretarías, cada una con un titular, y un gabinete ampliado que incluye a 23 personas en diversos cargos, sumando un total de 42 miembros.
Por esta razón, considero fundamental analizar algunos desaciertos en la selección de los titulares. En particular, me parece un error nombrar a Ernestina Godoy como titular de la Consejería Jurídica. Durante su gestión como Fiscal General de Justicia de la Ciudad de México, de 2020 a 2024, esta se convirtió en la tercera entidad con mayor tasa delictiva1, con un aumento del 12.4% en los delitos entre 2022 y 2023. En ese periodo, la tasa de delitos alcanzó 33,267 por cada 100,000 habitantes. Además, tras la caída de la línea 12 del metro, fue criticada por el mal manejo de la investigación y por no haber investigado a actores importantes de la construcción, como Grupo Carso.
Su gestión dejó un saldo alarmante: 228,000 causas judiciales pendientes de resolver. Según datos del INEGI, solo el 10% de estas carpetas resultaron en acusaciones, mientras que el 90% restante no identificó a ningún responsable. A esto se suman acusaciones de persecución política y espionaje ilegal por parte de algunos diputados del PRI2. Por todo esto, considero que es un desacierto nombrar a alguien que ha priorizado sus intereses personales o de partido sobre la justicia, lo que genera dudas sobre su capacidad para actuar con imparcialidad y transparencia.
El nombramiento de Mario Delgado como titular de la Secretaría de Educación es otro desacierto. Mario es licenciado en economía por el ITAM y ha ocupado diversos cargos en el sector público, incluyendo Secretario de Finanzas, Secretario de Educación de la Ciudad de México, Senador y Coordinador del grupo parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados. El mismo, ha sido señalado como uno de los responsables de la caída de la Línea 12 del metro, en la que murieron 26 personas3. Durante su gestión como secretario de Finanzas, fue responsable de adquirir vagones que no se alineaban con el plan original, lo que causó un desgaste innecesario en la infraestructura.
Además, como Secretario de Educación (2006-2012), enfrentó acusaciones de desviar mil millones de pesos para su campaña anticipada a la jefatura de Gobierno. Muchos maestros han expresado su descontento con su nombramiento, ya que carece de experiencia docente, lo que genera dudas sobre su sensibilidad hacia los problemas del magisterio. Durante su tiempo como titular de la Secretaría de Educación en la Ciudad de México en 2006, la tasa de deserción escolar aumentó del 7.87% al 14.1% en 2012. Es importante señalar que Mario Delgado fue uno de los principales promotores de la Reforma Educativa aprobada en el sexenio de Peña Nieto, la cual fue criticada por su enfoque punitivo que priorizaba la evaluación y el despido de docentes sin ofrecer soluciones concretas para mejorar la calidad educativa. El presidente López Obrador también criticó esta reforma por ignorar las realidades locales y las difíciles condiciones en las que trabajan muchos maestros, especialmente en comunidades rurales e indígenas4.
La reforma impulsada por Delgado fomentó una competencia desigual entre los egresados de las Escuelas Normales y generó preocupaciones sobre la privatización de la educación. La situación educativa en México refleja una marcada desigualdad en el acceso a la educación, con estados como Oaxaca, Chiapas y Guerrero enfrentando tasas de deserción y baja matrícula significativamente más altas que en las zonas urbanas y desarrolladas.
Es fundamental que se implementen cambios en la evaluación y el sistema educativo con un enfoque más equitativo y justo en la formación y actualización de los docentes. Sin embargo, considerando su trayectoria, la elección de Mario Delgado como titular de la Secretaría de Educación pone en duda si esta decisión es la correcta.
El nombramiento de Arturo Zaldívar como Coordinador de Política y Gobierno en el gabinete de Claudia Sheinbaum es un desacierto por varias razones. En primer lugar, Zaldívar fue investigado por el Consejo de la Judicatura Federal (CJF) y la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por vulnerar la independencia de los jueces. Se le acusó de utilizar su posición para obtener beneficios personales y políticos, prometiendo favores como cambios de adscripción favorables, ratificaciones en el cargo y hasta beneficios económicos a jueces que le convenían. Este comportamiento pone en duda su integridad y ética, aspectos fundamentales en cualquier puesto de alto nivel en el gobierno.
Aunque Zaldívar inició su carrera como ministro con una reputación progresista y defensor de la justicia, su etapa como presidente de la SCJN mostró una sumisión evidente al gobierno de López Obrador. Otro aspecto preocupante es la tendencia de Zaldívar a centralizar el poder. Durante su gestión en la SCJN, en lugar de fomentar la colegialidad y el diálogo, actuó de manera individualista, lo que minó la confianza en su liderazgo.
En un puesto como el de Coordinador de Política y Gobierno, esta inclinación al autoritarismo podría resultar en decisiones poco consultadas o un manejo más centralizado del poder, lo cual sería perjudicial para el funcionamiento del gabinete. Además, Zaldívar intentó extender su mandato como presidente de la SCJN de manera inconstitucional, lo que afectó su legitimidad. Este hecho genera dudas sobre su respeto por las normas y principios democráticos, un requisito indispensable para cualquier servidor público.
Aunque la elección de la primera mujer presidenta de México marca un hito sin precedentes en nuestra historia, es difícil no sentir que la alegría de este triunfo se ve ensombrecida por un contexto político desgarrador. Las recientes reformas al Poder Judicial y a la Guardia Nacional, lejos de traer los beneficios esperados para la población, han provocado una profunda preocupación. Estas modificaciones, que parecían prometer estabilidad y justicia, ahora amenazan con erosionar las garantías que tanto tiempo nos ha tomado consolidar. Si a este sombrío escenario le sumamos los desaciertos en la elección de su gabinete, es innegable que el panorama político del país no pinta el mejor de los futuros.
Sin embargo, en medio de esta tormenta de incertidumbre, me resisto a ser completamente pesimista. El hecho de que México tenga, por fin, una mujer en la presidencia es un símbolo poderoso, una prueba palpable de las décadas de lucha feminista que nos han llevado hasta este momento. Es el reflejo del esfuerzo de mujeres que han batallado incansablemente por la igualdad en los espacios de poder, por un país donde las voces de las mujeres se escuchen en todos los rincones de la toma de decisiones. De corazón, espero que este logro sirva como un motor para una agenda que priorice lo que tanto nos duele: la desigualdad, la violencia de género, el acceso a la justicia, la militarización del país, la concentración de poder, y el decadente estado de derecho.
Finalmente, como mujer, me aferro a la esperanza de que nuestra presidenta gobierne con el compromiso que ella misma ha proclamado: para todas y todos. No espero que su objetivo sea una unidad que ignore la diversidad, sino que aspire al entendimiento profundo de la pluralidad que caracteriza a México. Solo desde esa pluralidad y desde el reconocimiento de las diferencias, se podrán construir acuerdos reales y duraderos que reflejen la complejidad de este país. Y, más allá de las promesas, deseo que su gobierno se traduzca en un avance tangible en los derechos de las mujeres y en la equidad social que tanto anhelamos. Este sexenio podría ser un parteaguas en nuestra historia, pero solo si se enfrenta con valentía, sabiduría y una verdadera disposición para transformar.
Citas y referencias
1. Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Incidencia Delictiva, www.inegi.org.mx/temas/incidencia/. 2 Oct. 2024.
2. Zerega, Georgina. “Tania Larios (PRI): ‘El Error de Ernestina Godoy Fue Proteger La Corrupción y La Impunidad de Sus Compañeros.’” El País México, 15 Ene. 2024, elpais.com/mexico/2024-01-15/tania-larios-el-error-de-ernestina-godoy-fue-proteger-la-corrupcion-y-la-impunidad-de-sus-companeros.html.
3. MDS, Redacción AN /. “Ebrard y Delgado Recibieron ‘Moche’ de 1,200 Millones Por Línea 12 Del Metro, Asegura Silvano Aureoles.” Aristegui Noticias, Aristegui Noticias, 24 Junio 2021, aristeguinoticias.com/2406/mexico/ebrard-y-delgado-recibieron-moche-de-1200-millones-por-construccion-de-linea-12-del-metro-asegura-silvano-aureoles/.
4. Baena, Por Mayte. “Gobierno de México Arremete Contra La Reforma Educativa Impulsada Por EPN: ‘Desacreditaron a Los Maestros.’” Infobae, 26 Junio 2024, www.infobae.com/mexico/2024/06/26/gobierno-de-mexico-arremete-contra-la-reforma-educativa-impulsada-por-epn-desacreditaron-a-los-maestros/.