- Diego Ramos Romero
El turismo en México se ha convertido en un pilar de la economía para municipios con grandes riquezas culturales. Es un generador importante de empleo y dinamiza las economías locales del país. Durante la gestión del Ex-Secretario de Turismo, Enrique De La Madrid Hurtado, en el sexenio pasado, se implementó una estrategia de turismo que ponía en el centro el desarrollo del país. El objetivo era conseguir una derrama económica, tras el paso de los consumidores nacionales y extranjeros, sin distinción.
En un primer momento, entregarse a esta estrategia para aumentar el ingreso de las personas en las localidades puede presentarse como una alternativa. Sin embargo, no suple la falta de acceso a derechos sociales básicos para aumentar su bienestar social ni la falta de infraestructura para garantizar el acceso a derechos que les permitan mejorar su calidad de vida.
¿Por qué apostarle a que una comunidad se evoque completamente a la actividad turística no genera un bienestar social? Identifico varias razones por las que esta estrategia puede ser una trampa para las localidades.
Este mes, tuve la oportunidad de platicar con lugareños de la capital de Oaxaca y me percate de su inconformidad con el cambio de su estilo de vida y el aumento de precios en los productos de consumo que implica la inmigración de extranjeros. La atracción de personas extranjeras a las localidades con capital cultural genera costos que se deben de ponderar con los beneficios que trae la estrategia de turismo.
Otro fenómeno producido por la atracción turística es la especialización de la localidad a la actividad económica, dejando otras actividades que son menos rentables, lo que desencadena una dependencia al capital cultural. Las localidades ya no viven su cultura por tradición sino para generar un ingreso. Esto es preocupante porque deja a las localidades vulnerables ante las variaciones que pueda sufrir la actividad turística y se genera una pérdida de la significación de las tradiciones.
La dependencia de las localidades al capital turístico se ha arraigado. La siguiente administración federal deberá decidir si profundizar este fenómeno o diseñar una política de desarrollo económico alterna, que busque aumentar los ingresos de las personas sin generar pérdidas al patrimonio sociocultural y manteniendo la forma de vida de los lugareños.
Como alternativa, visualizo el desarrollo de los mercados internos en estas localidades. Incentivar a que las comunidades diversifiquen las actividades económicas, pues se necesita que den empleo y generen proveedores de todos aquellos bienes y servicios que sus habitantes requieran, situación que no sucede si las personas solo satisfacen las necesidades de los turistas que visitan su localidad. Diversificar las actividades económicas hace que las localidades sean más resilientes ante shocks externos como lo fue la pandemia o el cambio climático.