Renata Sofía Romero Guzmán
Covid 19, SARS COV-19, coronavirus, covicho, o como sea que te guste que te llamen,
Con esta carta busco desquitarme contigo, pues ya me he cansado de escuchar que los tiempos de Dios son perfectos, porque ya me he cansado de pensar dónde pudimos contagiarnos mi familia y yo, porque ya me canse de pensar qué hubiéramos podido hacer mejor, porque ya me canse de pensar qué hubiera pasado un día antes o un día después, porque ya me canse de pensar que ya nada volverá a ser igual.
En enero de 2021 viví la pesadilla más grande por tu culpa. Todo comenzó cuando empezaron los síntomas, cuando ingenuamente creía que eras una enfermedad fea pero que en 14 días pasarías, pero no, de la noche a la mañana todo empeoró. Los síntomas de mi papá eran poco usuales y preocupantes, por lo que tuvimos que internarlo y días después también tuvimos que internar a mi tía. Poco a poco todos mis familiares fueron cayendo como fichas de dominó.
A ti no te bastó que mi papá y mi tía estuvieran semanas en el hospital, sino que tuviste que dejar secuelas en sus cuerpos. A ti no te bastó llevarte millones de vidas, sino que también decidiste llevarte la de mi abuela, mi tío y mi primo.
A ti no te basta la incertidumbre que provocas en la vida de las personas, no te basta deteriorar el cuerpo, no te basta provocar desabasto de tanques de oxígeno ni medicina, no te basta saturar hospitales, no te basta provocar y vislumbrar aún más la desigualdad social y económica.
Sin duda, has provocado un cambio de perspectivas sobre el modo de vida que llevábamos antes, pues prácticamente todo ha cambiado. Desde hace un año, nuestras vidas se han reducido a cuatro paredes y por el simple hecho de estar encerrados somos privilegiados, pues muchas personas no tienen la posibilidad de protegerse de ti porque tienen que salir a trabajar para conseguir alimento para ellos y sus familias.
Nos has dejado con dolor, angustia, tristeza, frustración y coraje. Ahora, lo único que queda es aprender y empezar a tomar acciones verdaderas para mejorar nuestro sistema tanto internacional como nacional. En lo internacional deberíamos cooperar mejor entre países, brindándonos ayuda en lugar de acaparar todas las vacunas, apoyar económicamente a los países más necesitados y compartir métodos eficaces para lograr incorporarlos a nuestro sistema. Asimismo, aprovechar la globalización para prevenir con antelación la propagación de enfermedades. Dentro de México, debemos mejorar nuestro sistema de salud, nuestras políticas públicas, nuestras instituciones y generar oportunidades laborales adecuadas.
Quizá para muchos, esto no tenga importancia porque para ellos fuiste una simple gripe, por lo que sus vidas y percepción acerca del mundo no cambió ni cambiará, pero para aquellos a los que nos hiciste mella, nuestra percepción de ver la vida ahora es totalmente diferente.
Has sido un arma biológica letal, pero sobre todo has sido un arma de destrucción de emociones y de sueños. Ansío el día en que un oxímetro, un termómetro y un oxígeno ya no sean las mejores herramientas que uno pueda tener en casa.
Con lo anterior, me despido de ti y del dolor que has causado.