Pasados ya dos meses del 8 de marzo, me quedan varias inquietudes sobre cosas que vi, sentí y viví. Esta es mi crítica hacia acciones que vi rodeando al 8M esperando crear conversaciones, reflexiones y diálogos que nos lleven a ser mejores personas y posteriormente mejores feministas.
El pasado 27 de marzo, una de las estaciones migratorias en Ciudad Juárez fue consumida por el fuego lo que ocasionó la muerte de por lo menos 40 personas y 27 sobrevivientes, de los cuales 23 están aún hospitalizados. Lo anterior, después de que, a modo de protesta por las condiciones inhumanas que se viven dentro de estos centros de detención, las personas migrantes ahí detenidas prendieron fuego a colchonetas y quedaron atrapadas a falta de protocolos de actuación y presunta negligencia por parte de las autoridades migratorias.
Debido a incontables relatos, películas, canciones y mitos, se condena a la mujer a tener que luchar a garra y diente por tener una relación para no ser un deshecho social.
El 8M es un día de conmemoración, en el que miles de mujeres se empoderan y salen a la calle a exigir justicia. Los carteles se elevan, pintando la ciudad de morado, en un intento de recalcar la verdadera tonalidad de México; un rojo vivo bañado en sangre. ¿Cómo se supone que recuperaremos todo aquello que se nos fue arrebatado?
En el marco del 8M y preguntándome si ir a una marcha que estará llena de discursos de odio en contra de las personas trans, escribo una reflexión sobre la transfobia.
A lo largo de la historia, ha existido un interés enorme por encontrar diferencias entre hombres y mujeres a nivel de sus cerebros.
Hallazgos neurocientíficos nuevos apuntan a que realmente las diferencias que aparecen entre cerebros masculinos y femeninos son tan leves que podrían considerarse irrelevantes.
En México cada año ser mujer es más peligroso. En nuestro país más del 70% de las mujeres han sido víctimas de un tipo de violencia por razones de género, y algunos de los delitos que se han disparado en contra de las mujeres y las niñas los últimos años han sido violación, lesiones, abuso sexual, violencia familiar, trata y feminicidio, este último con cifras alarmantes.
La guerra en Ucrania ha evidenciado cómo las redes sociales pueden fungir como fuente de desinformación en los conflictos, de incitación a la violencia e incluso causa de atrocidades masivas.
En las utopías que soñamos cada noche, ¿acaso nos hemos detenido a pensar en el amor como instrumento de la revolución? ¿Elegiríamos amar del mismo modo si se nos hubiera ofrecido un lienzo en blanco a pintar con la libertad de quienes somos?
Impactos de cómo afecta la militarización a las mujeres, las mujeres y las niñas, por su condición de género. Documentación de como se encuentran principalmente expuestas a detenciones y ejecuciones arbitrarias, desapariciones, tortura y otros tratos crueles inhumanos y degradantes.
Miriam Esperanza Martínez Muñoz Andrea Casasola Fotografía: Instagram @justiciaxmonse Síntesis: En México la violencia contra la mujer en sus diferentes...