Sofía De La Paz
Aún recuerdo esa sensación, cuando me subía al coche después de que pasaran por mí a la secundaria. Una vez en el asiento, me quitaba los zapatos y las odiosas calcetas. Me desabrochaba la maldita falda y me quedaba en los shorts de licra para que el sudor se oreara un poco. Y una vez acostada en el asiento, me invadía esta sensación de la que te hablo. Libertad.
Y después de años en los que mis sentimientos oscilaban hacia un repudio profundo a mis prendas escolares, pero a la vez buscaba las maneras de experimentar con ellas para verme bien, por fin entré a la universidad y terminé mi relación tóxica con el uniforme, sacándolo de mi vida para siempre. Tanto me esmere en olvidar esas terribles experiencias que ignoré por completo la noticia del 2019 cuando Sheinbaum declaró que los uniformes serían neutros a partir de ahora (BBC, 2019; Forbes, 2019).
Voy a serte completamente sincera. Mi intención con este artículo era ni más ni menos que hablar pestes de la sociedad y el gobierno retrógrado que seguían permitiendo reglas tan absurdas como uniformes diferenciados por sexo. Y para mi ignorante sorpresa, me encontré con artículos que ya discutían acerca de esta noticia. Bueno, noticia para mí, porque claramente esto sucedió hace dos años. ¿Qué sucedió entonces? ¿Ya somos inclusives? ¿Las niñas ahora pueden usar pantalón en la escuela? ¿Ya no temerán las temporadas de frío? ¿De verdad somos libres de usar lo que queramos?
Si es así, bueno, cerremos la computadora y vayamos a celebrar. Aunque, hay algo que no puedo dejar ir del todo. Y es que al leer esta noticia, pude notar las palabras “polémica” y “debate” escritas por todos los encabezados: ¿Cómo los niños van a usar falda? No estamos preparados para eso, ¿Acaso quieren que les hagan bullying?
Incluso me topé con el blog de una escuela, donde la directora explicaba las razones por las que la decisión de Sheinbaum eran en realidad inútiles, ya que el uniforme no es cuestión de género, sino de estructura. Y a ver, debo de admitir que, aunque los uniformes de verdad son horribles, si tienen ciertos beneficios, sobre todo para evitar discriminación por el nivel socioeconómico y ahorrarle a la familia una buena lana – y bueno, discutible. Pero, si no es una cuestión de género, ¿por qué la SEP aclaró después que la opción de uniforme “neutro” sólo era aplicable a la niñas, contradiciendo las palabras de Sheinbaum? (Ramírez, 2019). Claro que los uniformes fungen como estructura, la estructura patriarcal que nos repite todos los días cuál es nuestro lugar desde que tenemos memoria. Está bien, dejemos los uniformes, pero ¿falda y pantalón? ¿Es en serio? Y yo que pensaba que éste sería un artículo tranquilo.
Si bien aplaudo este pequeño primer paso, en México todavía existen muchas personas – y algunas incluso son directoras de escuelas – que jamás van a dejar que les niñes decidan qué prenda van a usar. Para empezar, porque se siguen justificando tras el argumento de que no tienen las capacidades necesarias para poder decidir por si mismes, y por eso podemos hacer lo que se nos pegue la gana con elles. Claro que hay que guiarles de cierta forma, pero si lo vamos a hacer bajo nuestras propias formas conservadoras, al menos no tengamos el descaro de disfrazarlo como lo mejor para un buen desarrollo.
Y aquí, debo admitir, peco de intolerancia, porque no me cabe en la cabeza como hay gente que sigue pensando que los niños deben usar pantalón porque “así son las cosas” y obligar a las niñas a usar una falda increíblemente incómoda que además les limita el movimiento – porque al parecer si se les ven los calzones es evidentemente su culpa – sigue siendo buena idea (La Vanguardia, 2019). ¿Si vemos todes lo absurdo o sólo yo?
Bueno, y ni hablar sobre lo que esto significa para niñes no binaries o infancias trans (Forbes, 2019). Si de por sí todos los uniformes son incómodos ¿Te imaginas ni siquiera poder usar con el que te sientas más cómode porque va en contra de las reglas? Prefieren prohibirle a los niños que usen falda para evitar que les hagan bullying y les llamen “maricas”, en lugar de re-educar sobre principios de diversidad, equidad y básicamente de respeto.
No podemos ignorar que más allá de una cuestión estructural, los uniformes tradicionales sirven como mecanismos de poder. Cada vez que ponen a las niñas de rodillas para medirles las faldas – y su virtud -, cada vez que le piden a un niño que se corte el cabello porque traerlo demasiado largo se ve mal, cada vez que se les pueden ver la ropa interior de menores de edad, pero se les culpa a ellas por su falta de cuidado, cada vez que una niña deja de jugar porque el uniforme no se lo permite; cada una de estas cosas nos recuerda el por qué quienes luchamos por la equidad de género, no creemos que el uniforme neutro y la decisión sobre el mismo sea poca cosa.
Bibliografía
1. BBC. (2019). La polémica por el “uniforme neutro” de CDMX impulsado por Claudia Sheinbaum. octubre 16, 2021, de BBC News Mundo. Recuperado de: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-48521236
Forbes. (2019). Uniforme escolar neutro en CDMX: niñas (y niños) elegirán falda o pantalón. octubre 16, 2021, de Forbes México. Recuperado de: https://www.forbes.com.mx/uniforme-escolar-neutro-en-la-cdmx-ninas-podran-elegir-falda-o-pantalon/
2.La Vanguardia. (2019). ¿La escuela es sexista?. octubre 16, 2021, de La Vanguardia. Recuperado de: https://www.lavanguardia.com/participacion/cartas/20190927/47543683738/debate-escuela-sexista-uniforme-escolar-falda-pantalon-segregacion-sexo-velo-hijab.html
3. Ramírez, R. (2019). SEP aclara que uniforme neutro es sólo para niñas. octubre 16, 2021, de El Sol de México. Recuperado de: https://www.elsoldemexico.com.mx/mexico/sociedad/sep-aclara-que-uniforme-neutro-es-solo-para-ninas-3727925.html