- Natalia Sepúlveda García
La situación de Ucrania no es la primera guerra que vemos plasmada en redes sociales, con fotos y videos de cientos de personas siendo desplazadas intentando huir del conflicto, links para donar, activismo en búsqueda de la paz y cadenas de oración. Sin embargo, sí es la primera invasión territorial de esta magnitud a un país soberano del continente europeo desde la Segunda Guerra Mundial. Una invasión que, en un intento de redibujar el mapa, ha costado más de 2 mil vidas de civiles, según el Servicio de Emergencia de Ucrania (Voitovych, 2022), y miles más que se han visto obligados a volverse refugiados. Se trata de un evento que resuena a un estilo de conflicto bélico muy de la Primera o Segunda Guerra Mundial, amenaza con arrebatar miles de vidas más y que está siendo difundido en tiempo real desde nuestro teléfono celular sin la necesidad de meternos a un noticiero. Con entrar a Instagram basta. Si bien también es interesante cuestionarnos por qué esta guerra nos indigna más que las que se han librado en algunos países de Medio Oriente como Siria o Yemen, lo cierto es que al tratarse de un país en el continente europeo todos los reflectores se encuentran aquí.
En una era donde nos la pasamos compartiendo fragmentos de nuestras vidas en redes sociales, las narrativas parciales se han vuelto la norma. No nos sorprende la dicotomía de roles entre “los buenos” y “los malos” ya que ésta no es nueva, pero sí lo difícil que se ha vuelto analizar y predecir qué está realmente sucediendo cuando nos encontramos en plena guerra informativa.
Es bien sabido que la revolución tecnológica, y su consecuente boom de informática, ha amplificado el rol de los medios como un instrumento que logra influir en la creación de política exterior y pública. A partir de ésta, la prensa comenzó a considerarse una de las instituciones con más influencia sobre la sociedad ya que la mayoría de la población dependía de ésta para mantenerse informada. Hoy en día, las redes sociales han tomado un rol muy importante y casi protagonista para los jóvenes e incluso para jefes de estado y otros altos mandos. Parece que existen dos maneras de estar informados: una siendo a través de redes sociales y las noticias que se dan en este entorno, y la otra a través de noticieros y fuentes directas de información, como declaraciones de presidentes, de instituciones y de organismos internacionales. No es que sean mutuamente excluyentes por naturaleza, sino que se vuelve complicado checar todas las distintas fuentes de información y llegar a una conclusión. Hoy, compartir una noticia, o algo que se le parece pero no viene de una fuente verificada, se ha vuelto casi una actividad automática, parte de nuestro día a día. Por lo mismo, nos vemos inmersos en un mar de información con un oleaje agresivo que no nos permite distinguir.
Tan sólo es necesario regresar a las semanas previas a la decisión de Putin de invadir Ucrania. Si bien se sabía que iba a haber una intervención militar por parte de Rusia, los distintos análisis no coincidían en de qué escala sería esta intervención y no es que la información siempre tenga que apuntar hacia una sola conclusión. El monopolio de la verdad no existe y nunca ha existido; sin embargo, en una situación tan crítica como la de Ucrania, debido a la enorme cantidad de opiniones, se volvió casi imposible predecir y prevenir la evolución de las tensiones.
Por un lado estaban las declaraciones de Biden sobre la siguiente decisión de Putin y por otro las declaraciones del Pentágono, las declaraciones de otros jefes de Estado como Macron, etc. Lo que complicaba aún más era la incertidumbre de si estas declaraciones eran sólo eso o si tenían la intención de disuadir a Putin de lo que se le acusaba que iba a ser. Esto es como cuando un presidente ejerce su liderazgo vendiéndole su agenda directamente al público, en vez de tener que pasar por el congreso. Sólo que en este caso, esta especie de “going public” acata al público del sistema internacional en lugar de a su pueblo. La invasión de Ucrania marca una pauta en cómo vamos a vivir los siguientes conflictos, sobre todo los militares y políticos, y de cómo vamos a poder informarnos, digerir, analizar y predecir la toma de decisiones trascendentales.
Bibliografía
1. Ellison, S. and Andrews, T., 2022. ‘They seem so like us’: In depicting Ukraine’s plight, some in media use offensive comparisons. [online] Washington Post. Consultado en: <https://www.washingtonpost.com/media/2022/02/27/media-ukraine-offensive-comparisons/> [Accessed 2 March 2022].
2. Voitovych, O., 2022. More than 2,000 civilians killed in invasion, Ukraine emergency service says, as UN reports lower death toll. [online] CNN. Consultado en: <https://edition.cnn.com/europe/live-news/ukraine-russia-putin-news-03-02-22/h_0b4e5dae06f9a7948b4c6d22695849be#:~:text=The%20United%20Nations%20High%20Commission,killed%20and%20400%20civilians%20injured.> [Accessed 2 March 2022].