- Giovanna Montes
El feminismo no es una moda. Jamás estará en tendencia la necesidad de hacer válidos nuestros derechos. Jamás cederá la indignación por la máxima protección a un monumento antes que a la vida de una mujer. Jamás perdonaremos el silencio en el que nos han sumergido. Para nosotras, la lucha no se limita al 8 de marzo, estamos comprometidas todos los días, todos los meses y todo el año.
Mira a tu alrededor, toma conciencia acerca del alto porcentaje de impunidad existente en México. Todas hemos sido víctimas del constante acoso disfrazado de piropos repugnantes. Las palabras se han convertido en armas y los hombres las han empleado para aniquilar el alma, nos han arrebatado el deseo de vestir libremente, culpándonos por aquellas consecuencias creadoras de mares de lágrimas desbordantes. Se nos culpa por el lugar, la hora, la condición en la que nos encontrábamos, por absolutamente todo. Por supuesto, la culpa nunca es del agresor, ¿cierto?
“Lo que más me impactó fue ver a una niña pequeña levantar un cartel que decía: Por todas las niñas que fueron abusadas. Narro mi historia y la de miles de mujeres”.
V., 18 años.
Duele escuchar los lamentos de madres que no encuentran a sus hijas, duele saber que mis amigas han sido marcadas para siempre, duele haber normalizado sentirse desprotegida y atemorizada. ¿Te incomoda escucharlo? A nosotras vivirlo.
Mi país está manchado de sangre desde las raíces y parece no importarle a la sociedad. Es preferible mirar hacia otro lado y brindar relevancia a las próximas candidaturas, empleando el dinero destinado a la búsqueda de las desaparecidas en campañas políticas burlescas. ¿Esta es la nación que te representa? Porque a mí no. A mí me representan las mujeres que salen a la calle y gritan por justicia. Me representan quienes día a día se deconstruyen y aprenden partiendo de la empatía.
No gozo de la certeza de regresar a casa a salvo el día de mañana. Genera escalofríos la simple idea de lo que alguien podría acometer en cuestión de minutos, orillando a convertirme en una cifra sumada a estadísticas disfrazadas por farsantes gobernadores. Me reconforta saber que aquellas guerreras no me olvidarán y mi nombre se elevará entre el murmullo de aquel humo morado que invade la ciudad.
“Ir acompañada de todas las compañeras transmitía una vibra tan segura…fue increíble. Sientes que puedes hacer todo, pero al mismo tiempo, te sientes triste porque te faltan tus hermanas”.
A., 16 años.
Juntas somos más fuertes. No estás sola, nos tienes a nosotras, las mujeres que luchamos día a día, no con armas, sino con flores y tambores. Este 8M disfrutamos de la compañía de quienes en verdad nos protegen, pacíficamente protestamos y cantamos al coro de una sola voz. Reflejamos la inconformidad existente, nos apoyamos y nos sumergimos en abrazos llenos de esperanza.
En los medios se difundió la alerta de una posible marcha violenta, sin embargo, ¿por qué no fue así? ¿Por qué divulgaron suposiciones y no hechos? Creyeron que nos detendrían y confiaron en el sembrío de miedo que esparcieron. Somos el fuego que consumirá la injusticia y el grito de las que ya no están.
“Grité a todo pulmón durante toda la marcha, crucé todo Reforma con mi nuevo grupo de amigas y aliadas. Lloré, grité y apoyé, era todo lo que quería hacer con libertad y sin prejuicios”.
M., 20 años.
Hermana, te queremos viva.