- Fátima Montes
La pandemia por COVID- 19 trajo cambios al estilo de vida de las personas que estaban acostumbradas a salir de casa para realizar diversas actividades de forma individual y colectiva. La importancia de cómo vestirse cambió totalmente.
La moda comfy, la cual consiste en el uso de prendas cómodas y prácticas (como sudaderas oversize, crop tops y pantalones joggers) se vio favorecida durante el confinamiento ya que la casa es un lugar, en el que, la mayoría de las personas, se sienten cómodas. Además, no se tenía esta presión de verse “bien” socialmente, ni de seguir algún estereotipo (esto fue una consecuencia del movimiento body positive).
Con el regreso a la presencialidad, deshacerse de este look comfortable no era una opción y, hasta la fecha, todavía se sigue mostrando parte de este estilo. Considero esta tendencia como un símbolo a la liberación de mostrarse genuinamente ante las personas, de celebrar nuestras diferencias y una reflexión de la importancia de relajarse ante un mundo acelerado.
Esta moda fue favorecida gracias a los bazares en línea de secondhand, los cuales permitieron no solo reactivar la economía desde casa, si no, hacer sustentable la ropa. Es por esto que parte de las reflexiones que dejó la pandemia fueron sobre el cuidado del medio ambiente y sobre un consumo responsable de la ropa.
Otro ejemplo son las mascarillas para protegerse del COVID. En un principio eran una medida de seguridad para aquellas personas que tenían que salir de casa y una regla obligatoria al inicio de la nueva normalidad en México. Sin embargo, se convirtieron en una prenda más en el outfit de las personas. Es por esto que empezaron a diseñar cubrebocas de varios colores y estilos para combinar con la vestimenta e incluso como una forma de identidad cultural, como en México en donde algunos se elaboraron con detalles de bordados indígenas. Además, la conciencia del cuidado del medio ambiente dio como consecuencia la producción de mascarillas elaboradas de tela como una alternativa sustentable.
Para el psicólogo David Abrams, el cubrebocas simboliza la vulnerabilidad de las personas ante la pandemia, por lo que para muchas personas fue una forma de demostrar que sentían miedo o preocupación ante este virus. Ahora que utilizar la mascarilla es opcional en algunos lados, esto ha significado una forma de liberación, sin embargo, para otros ha tenido un impacto de incertidumbre. Si bien, no han resonado nuevos casos de covid, continúa el miedo en que vuelva a resurgir.
Otro impacto que se ha visto, principalmente con les adolescentes, ha sido que la mascarilla podía cubrir algunas imperfecciones (como el acné) fungiendo así como una barrera para mostrarse a los demás. Esto es muy comprensible, ya que el volver a socializar después de casi dos años de confinamiento trae incertidumbre y no es fácil mostrarse tal cuál eres. Además, con el regreso a la presencialidad vuelven también los estereotipos y, con ellos, el miedo a relacionarse.
Aún con el miedo a relacionarse, también se extrañaba el toque físico, lo cual se ve reflejado en la moda Fetish core, la cual está inspirada en el estilo bondage. Este look fue mostrado por primera vez en la pasarela de Versace en 1992. Esto ha generado diversas inspiraciones y transformaciones en la moda de este año, donde el uso de arneses, prendas de cuero y látex, e incluso el uso de transparencias, son de lo más representativo de esta tendencia.
De acuerdo con el diseñador Andrew Groves, la tendencia fetichista es una reacción al confinamiento, en donde de cierta forma se ha tenido una relación sumiso-dominante con las autoridades ante la consigna de no poder tocar al otro y usar cubrebocas. Es una forma de expresar el control del propio cuerpo, al igual que puede ser un reflejo de los movimientos LGBTTTQ+ y feministas, quienes en estos últimos años han hablado sobre la libertad de la sexualidad y del control del cuerpo femenino ante un sistema patriarcal.
Sin embargo, el impacto de las redes sociales ha generado una hiper sexualidad donde mostrar el cuerpo se ha convertido en una forma de consumo. Karl Marx mencionaba el término “fetichismo de las mercancías”, mencionando que es una relación entre las personas a través de la función que estos ofrezcan, por lo que se considera al otre como una función de la mercancía que produce, compra o vende. En este caso, el cuerpo de las personas se objetiviza y se ofrece como un producto de compra-venta (un ejemplo de esto es only fans).
Otra lectura a esta moda es una consecuencia de un trauma colectivo que dejó la pandemia, ya que históricamente la ropa fetichista sale después de recesiones económicas o eventos importantes a nivel mundial que son reflejo de un trauma compartido.
Parecía que con la pandemia todo se detuvo, menos la tecnología, la cual continuó desarrollándose también impactando en el mundo de la moda. El desarrollo de la tecnología en la moda se pudo ver recientemente en la Semana de la Moda en París en el desfile de Coperni, en el cual se aplicó un spray en la modelo Bella Hadid. Al secar y darle forma, se convirtió en un vestido en muy poco tiempo.
Este momento icónico de la moda, será un parteaguas de cómo la era tecnológica es parte de la vida de las personas en esta nueva presencialidad, donde podrá ser una herramienta para innovar en este rubro y que puede ayudar a ser una moda más sostenible.
De igual forma, el hecho de crear un vestido desde lo instantáneo puede ser un reflejo del estilo de vida acelerado que retomamos después del confinamiento. También, puede ser el reflejo de la autonomía que cada persona va teniendo a través de la tecnología, lo que le daría mayor libertad a las personas en utilizarla como una herramienta de expresión artística dentro de la moda.
No podemos negar que vivir una pandemia afectó profundamente a la sociedad, por lo que para elaborar este suceso, las personas recurrieron a la expresión artística para manifestarlo. Un reflejo de esto se encuentra dentro del mundo de la moda, que, ante su evolución para adaptarse a la nueva normalidad, carga con estos sentimientos y reflexiones positivas y negativas por el COVID-19. La tecnología ha sido un acompañante de este suceso, que no se podía dejar atrás al incorporarse en la expresión de la vestimenta, además, de que será una herramienta importante en el futuro de la moda.
Bibliografía
1. OhTalla (26 de febrero de 2021). Moda Comfy. Recuperado de; https://www.ohtalla.com/blog/moda-comfy-que-es-y-que-prendas-usar/
2. Emily Sohn (30 de marzo de 2022) Ahora que usar la mascarilla es voluntario, los chicos están ansiosos. The New York Times. Recuperado de: https://www.nytimes.com/es/2022/03/30/espanol/ansiedad-mascarilla.html
3. Brik & Rodríguez (s.f) Psicología y las mascarillas. ITAD. Recuperado de: https://itadsistemica.com/covid-19/psicologia-y-mascarillas/
4. Acosta (10 de julio de 2020) Cómo la pandemia cambió la forma en que nos vestimos. ITESO. Recuperado de: https://iteso.mx/web/general/detalle?group_id=21011809
5. Mena, María Inés. (2011). El lugar del fetiche en el discurso de Freud y de Marx a la luz de la época actual: “posmoderna”. Anuario de investigaciones, 18, 95-99. Recuperado en 09 de octubre de 2022, de http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1851-16862011000100 063&lng=es&tlng=es.
6. The Guardian (15 de septiembre de 2021) In control: why fetish fashion has returned. Recuperado de : https://www.theguardian.com/fashion/2021/sep/15/in-control-why-fetish-fashion-has -returned
7. Marain (30 de septiembre de 2021) Ropa fetichista: ¿Tendencia o venganza a la pandemia? Recuperado de: https://www.vogue.mx/moda/articulo/ropa-fetichista-tendencia-de-moda-latex-otono -invierno-2021#:~:text=Si%20en%20el%20imaginario%20colectivo,comunidad%20 gay%20del%20Reino%20Unido