- Fernanda Rios
El suicidio es un problema de salud pública en el mundo y también en nuestro país; en las últimas dos décadas, de 2000 a 2019, las tasas de suicidio mundiales se redujeron en un 36%; sin embargo, en América aumentaron un 17% en ese mismo periodo. Cada año alrededor de 720,000 personas fallecen por suicidio globalmente.1 En México, el 2023 cerró con la cifra de 8,837 suicidios consumados2, siendo una de las principales causas de muerte en los grupos etarios de adolescentes y jóvenes adultos mexicanos.
Aunque aún hay mucho trabajo por delante para que el tema tome espacios sin ser considerado tabú y tenga una adecuada representación en los medios de comunicación, el hablar del suicidio permite prevenirlo y quitarle de encima el estigma de “debilidad” ya sea por situaciones de crisis o trastorno mental. La pequeña selección personal de series y películas que he decidido compartir para despedir los últimos días del mes de prevención del suicidio, más allá de retratar la íntima decisión de terminar con todo, desenvuelve la frágil relación que tenemos con la vida, las personas y el dolor.
La Sociedad de los Poetas Muertos fue la primera película que en verdad me conmocionó y es mi primera recomendación sin lugar a dudas. Esta película de 1989 dirigida por el director australiano Peter Weir y protagonizada por Robin Williams no sólo es un drama de adolescentes en búsqueda de identidad guiados por un romántico profesor llamado John Keating, sino un íntimo asomo a las pasiones juveniles, a las inquietudes y al hambre de aventura. Nos hace pensar que los años que tenemos son tan pocos como para elegir hacer sólo una cosa por el resto de nuestras vidas y reprimir la rebeldía del alma humana multifacética; esta película exhibe que el camino hacia nuestro esencial deseo de libertad está escondido en cada pequeño momento y que toda decisión puede cambiar nuestra vida de manera inimaginable. En medio de poesías y reuniones en una cueva secreta, La Sociedad de los Poetas Muertos encuentra todo tipo de emociones al compartirnos alegrías y penas de la juventud.
Koe no Katachi, en Latinoamérica Una voz silenciosa, es una película japonesa animada por Kyoto Animation y estrenada en el ya lejano 2016 que en principio da la impresión de ser un romance entre dos adolescentes que alguna vez tuvieron una relación tensa en la infancia; sin embargo, en el transcurso de la cinta se nos presentan una variedad de temas sensibles como el acoso escolar, la violencia estructural hacia las personas con discapacidad y, por supuesto, el suicidio. La película se basa en el manga con nombre homónimo y a pesar de que mucha gente opina que la animación se ha “quedado corta” para la obra original, personalmente considero que transmite a la perfección el mensaje sobre cómo sin importar que una burla o un empujón parezcan gestos pequeños, estos pueden tener serias repercusiones en la vida de las personas, pues la violencia jamás será pequeña deje una marca en la piel o no.
Mudanzas al cielo, producción surcoreana de Netflix emitida en 2021, no aborda de manera morbosa lo que envuelve la muerte de una persona, por el contrario, a través del trabajo de una familia dedicada a la limpieza de trauma (es decir, a la limpieza profesional de lugares en los que personas perdieron la vida) nos muestra cuidadosamente cómo las cosas que dejan atrás aquellos que se van son un mensaje sobre sus deseos, sus recuerdos y sobre cuánto amaron su vida. Y es que a pesar de que la temática principal es la complejidad de la pérdida y del duelo, esta serie es una sensible invitación a la construcción de sanas redes de apoyo en las que podamos acompañarnos y ser capaces de acompañar con gentileza y humanidad. Perder a un ser querido no es un evento aislado, significa la desconfiguración de los círculos y espacios de los que fue parte.
Esta breve lista de recomendaciones la cerraré con una serie que recién tuvo su fin. Aun cuando mencionarla es prácticamente un spoiler, Nadie nos va a extrañar es una producción mexicana de Prime que no podía faltar. ¿A dónde va el viento? ¿A dónde van los recuerdos? ¿A dónde van las personas que ya no están? Hay tantas preguntas y hay tantas respuestas que es imposible no pensar que podemos comernos el mundo, sobre todo cuando somos jóvenes, cuando encontramos por primera vez esos lugares y a esas personas con las que compartimos curiosidad y hambre [de mundo, de felicidad]. Que la trama sea alrededor de astutos estudiantes de prepa que venden tareas no es algo que interese a toda persona al comienzo, ¿pero no eran tener buenas calificaciones y pasar tiempo con nuestros amigos todo lo que importaba cuando teníamos esa edad? Capítulo a capítulo esta serie explora temas como la frustración, la complicidad y la simpatía, hasta finalmente plantearnos: ¿Es verdad que nadie nos va a extrañar cuando ya no estemos aquí?
La finalidad de estas recomendaciones no sólo es compartir programas con las que pasemos el aburrimiento un rato, sino recordar que no se suicidan los enfermos, los locos o los cobardes, se suicidan las personas. Se suicidan las madres, los padres, las amistades, los compañeros de clase y de trabajo, personas que tenían familias, futuros y motivos para vivir. La importancia de que la prevención del suicidio y la salud mental ocupen espacios en la intimidad de las conversaciones cotidianas y en todo tipo de medios de la vida pública es no permitir que el silencio se lleve la esperanza.
Hablar del suicidio es también empezar a prevenirlo.
Referencias
1. Día Mundial de la Prevención del Suicidio 2024. (s. f.). OPS/OMS | Organización Panamericana de la Salud. Disponible en: https://www.paho.org/es/campanas/dia-mundial-prevencion-suicidio-2024
2. Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI]. (2024, 6 septiembre). ESTADÍSTICAS A PROPÓSITO DEL DÍA MUNDIAL PARA LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO [Comunicado de prensa]. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2024/EAP_Suicidio24.pdf