- Gabriel de J. Selvas Villafuerte
El mercado bursátil en México es un componente clave del sistema financiero del país. Facilita la interacción entre compañías que buscan financiarse e inversionistas interesados en obtener rendimientos. Sin embargo, en una sociedad con una deficiente cultura financiera, el mercado bursátil mexicano ha enfrentado un lento desarrollo a comparación con el de otros países.
En el proceso de una empresa para buscar financiación existen dos alternativas fundamentales: por un lado el crédito bancario y, por el otro, el mercado de valores. El mercado bursátil es el espacio en el que las empresas o gobiernos colocan instrumentos de deuda o capital con el fin de financiarse de forma segura, rentable y a cualquier plazo. Posteriormente, estos instrumentos se intercambian entre más inversionistas con el fin de continuar generando valor. Por lo tanto, dicho mercado es una pieza fundamental en el desarrollo económico de cualquier país, ya que permite la canalización de recursos financieros hacia proyectos productivos.
Una de las ventajas que ofrece el financiamiento bursátil es la posibilidad para las compañías de obtener capital nuevo. Ello permite a las sociedades públicas obtener fondos en términos más favorables. Lo anterior permitiría utilizar los ingresos de la emisión de acciones para financiar proyectos de expansión, investigación, desarrollo, adquisiciones, reducción de deuda u otras necesidades de inversión.
La emisión de acciones permite a las sociedades diversificar sus fuentes de financiamiento. En lugar de depender exclusivamente de préstamos o deuda, los cuales por su naturaleza son de menor plazo y están sujetos a una tasa de interés definida por los propios acreditantes, las sociedades pueden obtener capital a través de la venta de acciones en el mercado de valores, lo que reduce la carga de deuda y mejora su salud financiera.
A diferencia de la deuda, donde la sociedad debe realizar pagos de intereses y devolver el capital en un plazo específico, la emisión de acciones no implica la misma carga contable, lo que puede mejorar la flexibilidad financiera de la sociedad. Además, cotizar en la bolsa de valores puede aumentar la visibilidad de la sociedad y mejorar su imagen en el mercado, lo que puede ser beneficioso para atraer a clientes, socios comerciales e inversionistas.
Sin embargo, es importante destacar que la emisión de capital bursátil también conlleva responsabilidades adicionales, como cumplir con los requisitos de divulgación, rendir cuentas a los accionistas y cumplir con las expectativas del mercado de valores. En ese sentido, el éxito en el mercado depende en gran medida del desempeño de la sociedad y de las condiciones del mercado en un momento dado.
Aunque la regulación busca proteger a los inversionistas, algunas normativas pueden ser percibidas como complejas y costosas para las sociedades que desean listarse en la bolsa, desalentando su participación. Además, las emisiones de capital implican costos significativos, incluyendo honorarios legales, fiscales y financieros, así como la necesidad de cumplir con regulaciones y requisitos de divulgación, por lo que el proceso puede ser complicado.
El mercado bursátil mexicano tiene como ejes centrales a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y la Bolsa Institucional de Valores (BIVA), mismas que juegan un papel clave en la conexión entre inversionistas y empresas que buscan financiamiento para crecer. Sin embargo, enfrenta retos significativos relacionados con su tamaño, accesibilidad y participación. La Bolsa Mexicana de Valores, fundada en 1894, ha sido el principal centro de operaciones bursátiles en el país durante más de un siglo. En 2018, BIVA entró en funcionamiento, introduciendo competencia y fomentando la modernización tecnológica del sector. Ambas instituciones trabajan bajo la supervisión de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), que regula el correcto funcionamiento del mercado.
El mercado bursátil mexicano está compuesto por instrumentos de renta variable (acciones) y renta fija (bonos gubernamentales y corporativos), así como productos derivados. Las acciones listadas en las bolsas de valores mexicanas representan una diversidad de sectores, como telecomunicaciones, finanzas, consumo y manufactura, lo que refleja la diversidad de la economía mexicana.
A pesar de su importancia, el mercado bursátil en México es pequeño en comparación con economías avanzadas y otros países emergentes. Menos del 1% de la población mexicana participa directamente en la bolsa, lo que indica una falta de cultura financiera y un acceso limitado a las inversiones bursátiles. Además, actualmente sólo alrededor de 140 empresas cotizan en la BMV y 50 en BIVA.
La cantidad de empresas públicas en México es limitada en comparación con otros mercados emergentes. Muchos mexicanos desconocen las oportunidades que ofrece la bolsa para generar rendimientos a largo plazo, por lo que esta falta de conocimiento limita la diversificación de los ahorros personales y el crecimiento del mercado. A pesar de los retos, el mercado bursátil mexicano también tiene un gran potencial de crecimiento. El surgimiento de plataformas de inversión en línea está facilitando el acceso de pequeños inversionistas al mercado de valores. Además, iniciativas como las fintech están promoviendo una mayor inclusión financiera y el desarrollo de nuevos instrumentos financieros, como fideicomisos de inversión en bienes raíces (FIBRAs) y bonos verdes, están ayudando a diversificar las opciones para los inversionistas.
El mercado bursátil en México es un motor potencial para el desarrollo económico, pero su impacto actual está limitado por una baja participación y desafíos estructurales. A medida que se fomente la educación financiera, se simplifiquen los procesos regulatorios y se adopten tecnologías innovadoras, el mercado bursátil mexicano tiene la oportunidad de convertirse en un eje clave para el financiamiento empresarial y la generación de riqueza en el país. Con las políticas adecuadas y un enfoque en la inclusión, México puede fortalecer su mercado de valores y, al mismo tiempo, ofrecer a los ciudadanos una herramienta más eficaz para alcanzar sus metas financieras.