- María José Argüello Bonilla
¿Alguna vez has practicado body shaming o has sido víctima de este? Lo más probable es que la respuesta sea sí a estas dos preguntas, y lamentablemente es más normal de lo que te imaginas. Este fenómeno se basa en hacer que las personas sientan pena o que no se sientan a gusto con ciertas partes de su cuerpo, esto por no corresponder a los estándares de belleza, provocando que sea motivo de burla. La humanidad ha vivido por los últimos años bajo una sociedad construida por el culto a la imagen perfecta, irreal e inalcanzable, dando a entender que el ser delgados es sinónimo de ser exitosos, valiosos y felices. Este es un fenómeno que vemos en revistas, la televisión y en las redes sociales; de hecho, aplicaciones como Instagram son de las principales fuentes del body shaming hoy en día. Pero el body shaming también lo vivimos en actividades del diario, tales como el salir a una cena familiar y hablar si alguien subió o bajó de peso, si alguien se ve mejor delgado, o si una persona debería de someterse a una dieta. El body shaming está más presente de lo normal, y este tiene varias consecuencias psicológicas que no medimos con claridad.
El body shaming puede afectar a cualquier persona, sin importar sexo, físico, identidad sexual, nacionalidad, etc. Lo que sí es que está comprobado que el body shaming afecta más a las mujeres, en especial si están “gordas” o no. Esto es porque durante siglos la mujer fue vista como un objeto de consumo masculino, buscando siempre la perfección desde pequeñas.
Todo el mundo tiene una opinión sobre el cuerpo de alguien más, y constantemente nos sentimos observados, siendo esto una gran carga emocional, ya que lo que buscan las personas que son más afectadas por este fenómeno es la aceptación social. Al estar en la búsqueda de este “cuerpo ideal”, nos olvidamos de lo que en realidad importa y se ve gravemente afectada: nuestra salud mental. El no ver “perfección” causa culpa, inseguridad, baja autoestima y varios problemas psicológicos con los que hoy en día lidiamos cada vez más, como lo son los trastornos de la conducta alimentaria, la depresión y la ansiedad. Lamentablemente el body shaming nos ha hecho darle más importancia a la imagen que en lo que en verdad hay dentro de una persona, haciéndonos olvidar que sin salud mental simplemente no hay salud.
El body shaming va más allá de hacer sentir a alguien o de sentirte incómodo con tu cuerpo, este te puede llegar a hacer sentir inconscientemente que no mereces ser feliz o amado hasta que tengas esa imagen “ideal”. Esto está relacionado con la baja autoestima, lo cual hace que las personas crean que no valen y se aislen, van a ir dejando de salir poco a poco como en un sentido de protección y de evitación a ser la “burla” de los demás; esto genera ataques de ansiedad, estrés, depresión y trastornos alimenticios como la anorexia y la bulimia. Un término asociado al body shaming es la “gordofobia” la cual es el rechazo a la imagen del sobrepeso, dándonos a entender que esto está mal. Esto no es lo mismo a querer bajar de peso para estar más saludables, que criticar a alguien y hacerlo o hacernos sentir mal o sin valor por tener cierto peso. Algo muy importante que hay que mencionar es que el número en la báscula no dictamina nuestro valor como personas, ni nos hace mejores o peores a otras, no es una etiqueta que tenemos, simplemente es un número y se acabó.
Para poder lidiar con el body shaming primero hay que aceptar que todos somos diferentes, que hay diferentes tipos de cuerpos y que ninguno es mejor que otro. La perfección es una ilusión que no se puede conseguir, siempre habrá algo que no te gusta y creas que tienes que mejorar, sin importar hasta dónde llegues. Sin embargo, esto no quiere decir que no debas cuidar de tu cuerpo, hay que buscar ser la mejor versión de nosotros mismos, sin hacernos daño física y psicológicamente hablando. Es de suma importancia que nosotros no seamos nuestro propio verdugo, ya que regularmente nosotros mismos hacemos body shaming, hay que cuidar nuestra conversación interna, dejar de criticarnos a nosotros mismos, siendo así, podremos dejar de juzgar a los demás. Hay que promover el respeto y la diversidad de cuerpos, hay que enfocarnos en tener un cuerpo sano, que no es lo mismo a estar delgados, la genética de cada quien es diferente y hay que aprender a aceptarla. Somos más que una imagen, y esta no afecta nuestro valor como seres humanos.
Bibliografía
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3. Lorenzo, L. (s.f.). ¿Qué es el body shaming y cómo combatirlo? Siquia. Recuperado de https://siquia.com/blog/que-es-el-body-shaming-y-como-combatirlo/